En un informe sobre la llegada masiva de refugiados a la UE, titulado 'Miedo y vallas', AI señala que si bien es cierto que se han reducido las entradas en aquellos lugares en los que se aplican estas soluciones, "la experiencia de los últimos años demuestra que no se reduce el flujo real de personas refugiadas y migrantes que entran en la UE, sino que se desplazan, sin más, sus rutas de acceso, normalmente para sustituirlas por otras más peligrosas".
"Es más, los intentos de cerrar herméticamente las fronteras a las personas migrantes y solicitantes de asilo han dado lugar invariablemente a numerosas violaciones de derechos humanos, como uso excesivo de la fuerza, malos tratos y negación de acceso a los procedimientos de asilo", agrega.
Amnistía Internacional no se opone a los controles de fronteras en sí. Admite que los Estados tienen la prerrogativa de regular la entrada en sus territorios, y esos controles son necesarios y convenientes por muchas razones. "Sin embargo, las medidas de control de fronteras deben aplicarse siempre de una manera acorde al sistema internacional de derechos humanos y de protección de los refugiados. Y este sistema no admite los reenvíos forzados y las devoluciones irregulares 'en caliente', ni tampoco los tratos inhumanos en la frontera externa de la UE documentados en este informe", advierte.