4 de mayo de 2025
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Cuenta el ex senador Ron Paul -de centro derecha, por ubicarlo en algún lugar- que el presidente de Ucrania firmó casi una declaración de guerra y, respaldado por Washington, dijo que la política de Ucrania es recuperar Crimea de Rusia.
No creo en los Estados, porque son el monopolio de la violencia con el que imponen sus “leyes”. Son la violencia. Y, sin dudas, a medida que los humanos maduren, desaparecerán al menos en su carácter de imposición policial y militar.
El destacado economista Thomas Sowell decía que “la política es el arte de hacer aparecer deseos egoístas como si fueran de interés nacional”.
El Instituto de Investigación para la Paz Internacional de Estocolmo (Sipri) acaba de publicar su informe sobre el comercio mundial de armas. Por primera vez desde 2005, en los últimos cinco años (2016-2020) se compró menos armamento que en el lustro precedente (-0,5%), por algo más de 95.000 millones de dólares al año. La caída de las exportaciones rusas y chinas contrasta con el aumento de las ventas de EE.UU., Francia y Alemania.
Lo que se basa en la violencia termina en violencia y destrucción. Salvo el de los “capos mafia”, ¿qué bienestar puede surgir de la imposición contra la voluntad de las personas decentes?
Gracias a la “pandemia”, más allá de un totalitarismo de patas cortas que de momento fluye globalmente, crece sostenidamente el cuestionamiento a políticos, “gobiernos”, Estados y todo tipo de instituciones.
Mis lectores saben que siempre insisto en que existe un ordenamiento natural que mueve al cosmos hacia la vida. Como cuando nuestro planeta gira alrededor del sol que nos llena de energía.
Según un principio metafísico, que ya conocían los griegos como Aristóteles, el mal no tiene existencia propia, es ausencia de bien. Como el color negro no existe, es ausencia de luz en tanto que la luz blanca es la sumatoria de todos.
La “pandemia” acabó con 255 millones de puestos de trabajo, según la OIT, y acabaría con otros 90 millones en 2021, reporta Bloomberg mintiendo ya que, si bien el virus puede terminar matando, las pérdidas de trabajo se deben a las prohibiciones impuestas por los gobiernos. Así, según una encuesta de Edelman, solo el 53% de los encuestados en 22 países confía en los medios tradicionales.
En Venezuela, que ha perdido el 90% de su PBI en los últimos años y donde el salario mensual promedio, según MendozaOnline, es de unos 40 dólares, la reapertura en Caracas de un concesionario de los carísimos Ferrari acaba de provocar mucha indignación ya que, obviamente, tiene como destinatarios a los “revolucionarios” nuevos ricos cercanos al gobierno.
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