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MSF

22/09/2025@18:46:36

Un año después de la intensificación del conflicto en Líbano, las comunidades enfrentan crecientes necesidades en medio de la destrucción y la incertidumbre. Los ataques continuos y la ocupación israelí dificultan el retorno y el acceso a servicios médicos esenciales. Médicos Sin Fronteras (MSF) ha reforzado su respuesta humanitaria, estableciendo clínicas móviles para proporcionar atención médica y apoyo psicológico a los afectados. La crisis humanitaria persiste con más de 82,000 personas desplazadas y un acceso limitado a la salud, mientras que la infraestructura sanitaria sigue devastada. La situación es crítica para refugiados y migrantes, quienes continúan sin recibir asistencia adecuada en un contexto marcado por el miedo y la ansiedad. La verdadera recuperación requerirá condiciones de seguridad y acceso a servicios vitales.

La ofensiva militar de Israel en Ciudad de Gaza está generando una grave crisis humanitaria, poniendo en riesgo la vida de un millón de palestinos. Los ataques han destruido gran parte del sistema sanitario y han llevado a la población a condiciones extremas, con escasez de agua potable y alimentos. Médicos Sin Fronteras advierte que el desplazamiento forzado de los habitantes es inviable y podría resultar fatal para muchos, incluidos pacientes críticos y recién nacidos. La situación se agrava con el colapso de hospitales y el aumento de enfermedades debido a la falta de higiene. MSF exige un alto al fuego inmediato y la entrada de ayuda humanitaria para evitar una catástrofe mayor en Gaza.

Un informe de Médicos Sin Fronteras (MSF) denuncia que los puntos de distribución de alimentos gestionados por la Fundación Humanitaria de Gaza son "trampas mortales" que han resultado en masacres orquestadas y deshumanización. MSF exige el cierre inmediato de estos centros, el restablecimiento del mecanismo de ayuda coordinado por la ONU y la suspensión del apoyo financiero a la Fundación. Entre junio y julio de 2025, las clínicas de MSF atendieron a 1,380 víctimas, incluyendo niños heridos, lo que evidencia un patrón sistemático de violencia contra civiles en estos lugares. La organización critica la militarización de la distribución de alimentos y llama a la comunidad internacional a actuar ante esta crisis humanitaria.

Tras la aprobación total de la vacuna contra la COVID-19 de ARNm de Pfizer-BioNTech, otorgada por parte de la Administración de Medicamentos y Alimentos de los EE. UU. (FDA, por sus siglas en inglés), Médicos Sin Fronteras (MSF) pide nuevamente a Pfizer y BioNTech que compartan de inmediato la tecnología y el conocimiento para realizar la vacuna con fabricantes en el continente africano que podrían ayudar a impulsar el suministro mundial.

Save the Children condenó este sábado el ataque a un hospital de Médicos sin Fronteras (MSF) en la ciudad afgana de Kunduz, y expresó sus condolencias a las familias, amigos y compañeros de los nueve trabajadores humanitarios muertos en el bombardeo.

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Las autoridades israelíes están privando de agua a la población palestina en Gaza, lo que ha llevado a un aumento alarmante de enfermedades. Miles de personas se han enfermado debido a la escasez de agua potable, y organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) enfrentan obstáculos para aumentar el suministro, ya que Israel bloquea las importaciones necesarias para el tratamiento del agua. La infraestructura hídrica en Gaza ha sido gravemente dañada, y más del 60% de las plantas desalinizadoras no funcionan. La situación es crítica, con un acceso limitado al agua y condiciones extremadamente difíciles para los habitantes, quienes dependen de camiones cisterna para obtener agua. MSF hace un llamado urgente a Israel para que permita la entrada de equipos esenciales y detenga la destrucción de infraestructuras hidráulicas.

Más de 39.000 palestinos han muerto en la Franja y casi 90.000 han resultado heridos desde que estalló la guerra tras el ataque de Hamás el 7 de octubre, entre ellos un gran número de mujeres y niños, según el Ministerio de Sanidad local.

Médicos sin Fronteras asegura en un comunicado que "las puertas del hospital de Kunduz estuvieron cerradas toda la noche, así que ninguna persona que no fuera parte del personal sanitario o paciente estaba dentro cuando tuvo lugar el bombardeo”.