Las autoridades israelíes están privando de agua a la población palestina en Gaza, lo que ha llevado a un aumento alarmante de enfermedades. Miles de personas se han enfermado debido a la escasez de agua potable, y organizaciones como Médicos Sin Fronteras (MSF) enfrentan obstáculos para aumentar el suministro, ya que Israel bloquea las importaciones necesarias para el tratamiento del agua. La infraestructura hídrica en Gaza ha sido gravemente dañada, y más del 60% de las plantas desalinizadoras no funcionan. La situación es crítica, con un acceso limitado al agua y condiciones extremadamente difíciles para los habitantes, quienes dependen de camiones cisterna para obtener agua. MSF hace un llamado urgente a Israel para que permita la entrada de equipos esenciales y detenga la destrucción de infraestructuras hidráulicas.