Según ese sondeo, correspondiente al mes de julio y realizado justo antes del desenlace de la Crisis Griega, el PP obtendría el 28,2% de los votos, por encima del 24,9 del PSOE.
El PP tenía el 27,3% de estimación en enero y bajó al 25,6% en abril, de forma que en julio recupera sus expectativas. El PSOE tenía en enero el 22,2%, subió al 24,3% en abril y sube ligeramente en julio al 24,9%.
En intención directa de voto, lo que responden los ciudadanos sin corrección sociológica, el PSOE está por encima, con el 17,3% frente al 16% del PP.
Podemos frena su caída pero sigue perdiendo votos, ya que del 23,9% en enero y el 16,5% en abril pasa ahora a un 15,7%. Su intención directa de voto es del 12,6%. Por su parte, Izquierda Unida mantiene la tendencia descendente desde el 5,2% de enero, pasado por el 4,8% y ahora al 3,7%, con intención directa del 2,9%.
Ciudadanos experimentó un gran crecimiento en el sondeo de abril, que le otorgaba el 13,8% en estimación de voto frente al 3,1% de enero, y en julio baja hasta el 11,1%. Su estimación directa de voto es del 7,7%.
Todo esto significa dos cosas: primero que Rajoy si ganara las elecciones podría no gobernar y que a pesar de que el bipartidismo se consolida necesitará de apoyos para gobernar, lo cual convertirá España en un gran tablero de Twister.