La edad no perdona. El cuerpo envejece, y si el ritmo y los hábitos han sorteado las proclamas saludables de practicar ejercicio, comer sano, no fumar y beber con moderación, el sablazo es aún mayor. A las mujeres les toca la menopausia. A los hombres, en muchos casos, la disfunción eréctil.
El 10% de los varones menores de 50 años, un 35% de los de entre 50 y 70 años y más del 50% de los mayores de 70 años sufre disfunción eréctil. No logran, de forma repetida, conseguir o mantener una erección lo suficientemente consistente como para tener una relación sexual con penetración satisfactoria.
A ningún hombre le gusta contar sus problemas sexuales por ahí. Esa angustia o pérdida de confianza produce un empeoramiento de la disfunción eréctil. Tardan meses o años en visitar a un experto, por falta de información fiable, desconfianza, miedo o porque se convencen de que lo suyo ya no tiene remedio.
Otros buscan soluciones paralelas a través de amigos o de internet y se automedican de forma poco eficaz. Es posible que entre los que se sumergen en la Red últimamente se hayan topado con una prótesis nueva, aún en vías de desarrollo, consistente en un exoesqueleto de aleación de níquel y titanio (bautizado como ‘nitinol’) que se coloca en la base del pene mediante cirugía.
El ‘nitinol’, una aleación de níquel y titanio, tiene "memoria de forma". Esto quiere decir que es un material inteligente, muy elástico y que reacciona y cambia ante ciertos estímulos externos.
Un equipo de científicos estadounidenses ha aprovechado estas características para desarrollar un implante de pene de ‘nitinol’ que permanece flácido cuando está a la temperatura corporal y se expande cuando se lo somete a calor.
Un pene biónico
El dispositivo es una espiral metálica enrollable que se implanta en la base del pene mediante una sencilla intervención. Sus creadores están trabajando en un mando a distancia que envíe ondas al artilugio para aumentar su temperatura unos pocos grados por encima de la corporal, de forma que se expanda y ayude al paciente a tener erecciones completas y duraderas.
Muchos varones sufren impotencia tras pasar por operaciones, diversos tipos de cáncer o accidentes. Alrededor del 40% de los que tienen entre 40 y 70 años presentan algún nivel de disfunción eréctil, y entre estos, un tercio no responde a medicamentos como la viagra. La posible clientela de un implante de pene efectivo es numerosa, y por eso Boston Scientific, empresa de tecnología y dispositivos médicos, financia esta investigación.
Las primeras pruebas con el aparato (aún sin humanos) han sido positivas. Tras calentarse, se expande. Cuando se enfría, retorna poco a poco a su estado original. Brian Le, urólogo de la Universidad de Wisconsin-Madison y uno de los autores del trabajo, cree que este implante puede llegar al mercado en un plazo de cinco a diez años, y convertirse en una alternativa a los tratamientos tradicionales contra la impotencia, entre ellos los implantes inflables.
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