El pasado 4 de marzo Vladimir Putin conseguía por tercera vez el título de Presidente del país en medio de un clima de tensión y protestas sin precedentes. Desde entonces, Putin ha propinado duros golpes a la oposición y ha castigado desde el Comité de Investigación de la Federación Rusa (CIFR) a todos aquellos militantes y líderes contrarios a su gobierno.
El último movimiento se ha efectuado esta mañana, cuando el Comité ha acusado al abogado y bloguero Alexéi Navalni de robo a gran escala de fondos de una compañía maderera cuando era consejero de una autoridad regional. Presuntamente, Navalni engañó al director general de la empresa y propició un contrato desfavorable con otra compañía.
En informaciones de El País, el abogado opositor ha denunciado que el caso del cual se le acusa había sido cerrado el pasado abril al no encontrarse elementos de delito durante una investigación de dos años. Alexéi Navalni, que ha pedido asilo político en España esta semana, ha criticado la caza de brujas aduciendo que no hay ningún tipo de garantía democrática en Rusia.
Durante el día de ayer se celebró la segunda parte del juicio a las tres integrantes del grupo de música punk Pussy Riot, acusadas por haber criticado la relación del líder de Rusia Unida con la iglesia Ortodoxa. Las tres procesadas, Nadia Tolokónnikova, Maria Alejina y Yekaterina Samutsevich, podrían enfrentarse a una pena de siete años de prisión por una performance que hicieron el pasado 21 de febrero en una catedral. Sus tres abogados han denunciado una situación de maltrato a sus clientas, pues, según explican, durante la primera jornada del juicio, que duró 11 horas, no se les proporcionó ninguna de las comidas pertinentes.
Algunos analistas apuntan que la acusación a Navalni es una estrategia -como en el caso de las cantantes- del mismo Putin para silenciar las protestas del movimiento opositor que han inundando las principales ciudades del país y han puesto en el punto de mira las políticas del presidente entrante.
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