Miles de vecinos, estudiantes – y hasta colegiales- de Shifang, provincia de Fichan, han conseguido detener temporalmente la construcción de una fábrica de aleación de cobre después de tres días de manifestaciones y actos reivindicativos en las calles de la ciudad.
Esta industria del grupo Hongda, uno de los mayores productores de zinc y plomo del país, está previsto situarla a unos 50 km de la capital provincial de Chengdu, hecho que ha despertado la ira de los 220.000 vecinos de Shifang que temen que el metal pesado contamine la ciudad.
Las protestas empezaron el domingo con una marcha pacífica, pero el día siguiente degeneraron en duros y violentos enfrentamientos entre la policía y los manifestantes. Según el gobierno local, estos choques causaron al menos 13 heridos. Las fotografías que han circulado en las redes muestran los agentes de seguridad utilizando gases lacrimógenos y arremetiendo con palos contra la gente que marchaba en las calles.
Las autoridades de Shifang han endurecido su postura y han prometido castigar con severidad a los participantes de las movilizaciones. La policía afirmó que “cualquiera que haya incitado, planeado u organizado concentraciones ilegales, marchas de protesta o manifestaciones y aquellos que han participado en destrozos o saqueos (…) serán duramente castigados”.
El agosto pasado miles de personas también consiguieron detener una planta química en Dalian, una ciudad del noreste del país. La contaminación y la degradación medioambiental, junto con la corrupción y los abusos laborales, preocupan seriamente a la población china, que empieza a organizarse y a adquirir conciencia.