El nuevo gravamen se implantará por fases (empezando por las acciones y algunos derivados) para evaluar su impacto económico y su puesta en marcha se retrasa al 1 de enero de 2016. "La primera fase de la tasa a las transacciones financieras armonizada deberá aplicarse como muy tarde el 1 de enero de 2016", ha anunciado durante el Ecofin el ministro austriaco de Finanzas, Michael Spindelegger, que ha actuado como portavoz del grupo de los 11 países que pondrán en marcha el gravamen.
La Tasa Tobin de la UE queda, así, muy por debajo de lo que algunos países europeos, encabezados por Francia y Alemania, llegaron a prometer en el apogeo de la crisis financiera.
En 2011, la canciller alemana Angela Merkel y el entonces presidente francés, Nicolas Sarkozy, defendían la imposición de un impuesto sobre las transacciones financieras como un medio para conseguir que la banca pagase por una crisis que había llevado a la bancarrota a países como Grecia e Irlanda.
Los ministros de Finanzas de menos de la mitad de los países de la UE (aunque entre ellos figuren los más grandes) han alcanzado un primer compromiso, aunqueasuntos cruciales del impuesto, como el tipo de gravamen o cómo se cobrará, todavía permanecen abiertos. Según el ministro austriaco, el diseño definitivo de la tasa con "soluciones viables" deberá estar listo a finales de año.
El acuerdo de mínimos ha sido muy mal acogido algunos de los de los Estados miembros, en particular Reino Unido, Suecia, Dinamarca, Hungría, Holanda, Luxemburgo o Malta. "No dudaremos en recurrir una tasa que tenga un impacto extraterritorial, perjudique a Reino Unido o a otros Estados miembros y perjudique al mercado interior", ha amenazado el ministro de Finanzas británico, George Osborne, el más combativo.
Y es que Osborne sostiene que la tasa a las transacciones financieras "no es una tasa a los banqueros, sino al empleo, la inversión y las pensiones y los pensionistas y por eso Reino Unido y la mayoría no quieren participar".