"La 'despenalización' del consumo de drogas puede ser una forma eficaz de 'descongestionar' las cárceles, redistribuir recursos para asignarlos al tratamiento y facilitar la rehabilitación", se indica en un informe de 22 páginas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (ONUDD).
La despenalización del consumo personal, que se aplica en algunos países europeos, en otros como Canadá o Australia, así como en naciones latinoamericanas como Brasil o Chile, supone que el uso de drogas no sea un delito, sino que se sanciona con alternativas, como multas o terapias, al encarcelamiento. Uruguay se ha convertido en el primer país que ha legalizado la compraventa y el cultivo de marihuana. Para ello han creado un ente estatal regulador de la droga.
En cualquier caso, la despenalización no supone una legalización ni liberar el acceso a la droga, que según los tratados solo puede usarse con fines médicos y científicos pero no recreativos.
Por tanto, el consumo seguiría siendo sancionable, pero con multas o terapias obligatorias dejando de ser un delito penal.