Hace apenas veinte días María Guardiola candidata del PP para las elecciones en Extremadura, afirmaba de manera solemne y contundente que “Yo no puedo dejar entrar en el Gobierno a aquellos que niegan la violencia machista a quienes usan el trazo gordo, a quienes están deshumanizando a los inmigrantes y a quienes despliegan una lona y tiran a una papelera la bandera LGTBI", insistió.
| Acto central de campaña del Partido Popular en Valencia |
Existe una obra de arte en el cine dirigida por el admirado Terrence Malick que se llama precisamente como el título de esta reflexión; “La delgada línea roja”.
Acaban de pasar las elecciones municipales, forales y autonómicas en una parte de nuestro país con un nefasto resultado para este sector.
Transcurren las últimas horas que nos llevan hacia las 9 de la mañana del próximo domingo 28-M.
En las próximas elecciones, tanto las de mayo como las de diciembre, la ciudadanía que vaya a votar, por encima de 25 millones, no se va a poder llamar a engaño ya que esta vez sí lo hará consciente de a quién y qué vota.
Llevamos varios meses de una campaña electoral inacabable, pero es precisamente ahora cuando comienza la de verdad.
Este mes de abril ha comenzado con una operación vital para poder reeditar con garantía el actual gobierno de coalición; la presentación en sociedad de la plataforma “Sumar” de la vicepresidenta Yolanda Díaz.
Hay que reconocer que la actualidad política está que arde. Una vez pasado el sunami de las leyes trans y del “solo sí es sí”, más la esperpéntica moción de censura sacada de su chistera por VOX, cuando ya se intuía una etapa tranquila hasta el inicio de la campaña electoral del 28-M, nuevamente las aguas bajan agitadas.
Acaba de pasar un día importante pero triste a la vez para el feminismo y para la izquierda en su conjunto, el 8-M día internacional de la mujer.
Un nuevo 8-M viene al escenario político. Un día que debía ser de lucha por los derechos de la mujer, por la igualdad, por la justicia, juntas y que este año se va a “celebrar” con división y enfrentamiento para regocijo de las diferentes derechas y los machirulos de turno.
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