La pérdida de olfato sufrida por algunas personas como consecuencia de haber contraído COVID-19, ha significado un dramático deterioro en la calidad de vida de estos pacientes, al extremo que cerca de la mitad manifiesta algún síntoma asociado a cuadros depresivos. Así lo plantea un estudio encabezado por la doctora en neurociencia de la Universidad de Maryland y profesora de la Facultad de Ciencias de la Universidad de Chile, Alexia Núñez.