No era un clásico más para los culés; se trataba del punto de inflexión para voltear el juego blaugrana, para que volviesen jugadores como Messi o Pedro, para recuperar su imagen. Pero no. Lo único que se volteó fue el resultado que se vio en la ida por parte de los blancos, aniquilando a su rival a la contra, sin perder su identidad.
Una vez comenzado el encuentro, los culés salieron valientes, como si fuesen abajo en el marcador; por su lado, el equipo de Mou los esperaba con una defensa muy adelantada, suprimiendo el juego de toque del rival cerca del área y que acaba siempre con el portero recogiendo el balón. Lo que no planeaba nadie (ni el propio Mourinho) es que su equipo se adelantase tan pronto con un penalty sobre Cristiano, que solventó sin problemas. Marcaba el Madrid a las primeras de cambio y el Barça se desplomó. La ausencia en el campo de Xavi, Pedro, Cesc e incluso Messi no ayudaban a mejorar el juego de los suyos, guiado, aunque insuficiente, por Iniesta.
Si los aficionados pensaban que al descanso el partido podía cambiar, Cristiano volvió a borrarles las esperanzas de estar en la final del torneo. Con los culés volcados en el área de Diego y con huecos atrás, estos fueron aprovechados por Di María, que dejó a Puyol secó en el césped, cutó y su rechace lo recogió el astro portugués para tranquilizar a los suyos. Allí estaba él.
Algo no marchaba bien, la máquina no engranaba porque el Madrid la había desactivado y machacado con sus armas.
No se acababa lo bueno para los visitantes con el 0-2, ya que volvió a tomar protagonismo su central del futuro: Varane. A balón parado de nuevo, el francés se elevó y reventó la escuadra de Pinto con su cabezazo. Imparable, como imparable fue el Madrid en el Camp Nou.
Todos los elogios se los llevó el Madrid en esta noche, tanto que el gol de Alba pasó inadvertido por la casa blaugrana, una casa conquistada a un rival sin ideas, remolinadas por el planteamiento de los blancos.
Si (
No(
