Espacios de asistencia que desde hace años cubren el vacío de las administraciones públicas, que obviaron las necesidades de los dependientes y dejaron en manos de asociaciones sin ánimo de lucro una labor indispensable.
Para la formación de izquierdas el deterioro en las condiciones laborales de los trabajadores está tocando fondo, pero esta situación se está agudizando entre aquellos que dependen de las políticas económicas de las administraciones públicas. Un marco que se está volviendo inaguantable para muchos de los trabajadores que prestan sus servicios en las asociaciones de discapacitados y puntos de encuentro y respiro de familias. Según advierte Izquierda Unida algunos de los profesionales llevan meses sin cobrar su salario debido a los recortes y supresiones de las subvenciones. Trabajadores sin los que sería impensable seguir ofreciendo la labor diaria que prestan a los más desfavorecidos de la sociedad y cuya perspectiva económica y laboral es aún más preocupante cada día.
A todo ello se unen los recortes en la Ley de Dependencia y que han reducido las asignaciones económicas en alrededor de un 33% en cada paciente así como las horas de asistencia a domicilio, en el caso de los dependientes del grado III, de 90 horas mensuales a 55. Entre la falta de dinero de las personas con dependencia y las asociaciones que los atienden, o la ausencia del servicio desde lo público, la situación de los dependientes se agrava hasta el punto de volver a ver la caridad como la única salida. Un concepto por el que parece apostar el Partido Popular, dispuesto a permitir que sea el trabajo incondicional y durante 24 horas de los familiares, especialmente las mujeres, las que soporten una labor indispensable.
Si (
No(
