Armado hasta los dientes, con un chaleco antibalas, casco, máscara de gas y vestido de negro como el propio personaje de la película de Batman, James Holmes de 24 años se coló por la salida de emergencia de la sala 9 del cine Century, en la localidad de Aurora, en Colorado la noche del jueves, aprovechando el propio estreno de la película “El caballero oscuro”. Abrió dos botes de gas lacrimógeno y aprovechando la confusión del público disparó varias ráfagas de fusil al techo, para advertir de lo que podría suceder. Tras pasearse por la sala completa, disparó a 71 espectadores al azar, y luego abatió a aquellos que intentaban huir desesperadamente.
Doce personas muertas y 59 heridos fue el resultado de tal acto de violencia, que ha conmocionado de nuevo a los EEUU y al mundo entero. A los espectadores todo este circo les pareció mera publicidad en un principio, propia de un estreno de tal magnitud, pero pronto descubrirían que las balas eran muy reales. Cuando la policía llegó al lugar de los hechos el asesino todavía seguía disparando, y fue detenido sin oponer resistencia. Fue en el momento de la detención cuando declaró que su casa estaba llena de explosivos, y que pretendía hacer volar todo el edificio. Según el jefe de policía de Aurora, Dan Oates, la vivienda estaba “repleta de trampas”, con artefactos que parecían “muy sofisticados, inflamables o explosivos”. Cinco edificios fueron desalojados.
Los investigadores locales se preparan para enviar un robot al apartamento del detenido, ya que tras consultar con las autoridades federales, se ha concluido que es demasiado peligroso que entren agentes al piso, donde Holmes ha colocado bombas- trampa con capacidad para derribar el edificio entero. El salón del detenido está lleno de cuerdas-trampa conectadas a lo que parecen ser botellas de plástico con un líquido
sin identificar, según el subjefe de bomberos de Aurora, Chris Henderson. Una fuente de los servicios de seguridad también ha descrito un temporizador programado para hacer sonar una y otra vez la misma canción a un volumen muy alto, en lo que parece un intento del sospechoso de levantar quejas de los vecinos y provocar la entrada de la policía. "Si (Holmes) hubiera sido disparado y hubiera muerto, sin duda que esas bombas trampas estaban ahí para matar y provocar bajas entre los primeros en responder", afirma dicha fuente.
La polémica ahora se cierne de nuevo sobre la legalidad de comprar armas en los Estados Unidos, y el alcalde de Nueva York ha pedido a los candidatos a las próximas elecciones, Barack Obama y Mitt Romney que incluyan en su campaña el debate sobre la posesión de armas. Se estima que en Estados Unidos mueren cada año 30.000 personas en incidentes relacionados con armas de fuego, como asesinatos, suicidios o accidentes.
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