En una rueda de prensa con el secretario general de la ONU, Ban Ki-moon, el ministro subrayó que lo más importante en Siria es acabar con un conflicto que ha causado 250.000 muertos, 7,5 millones de desplazados y 4,5 millones de refugiados, al tiempo que establecer “altos del fuego parciales” para conseguir cese de la violencia total que permita el “acceso de ayuda humanitaria, evitar el éxodo de refugiados y poner en marcha una transición política”.
A juicio del ministro, la Siria que salga de periodo de transición se ha de sostener sobre tres principios: integridad territorial, laicidad e inclusividad, para evitar caer en los errores cometidos en Libia.
En ese sentido, Margallo insistió en defender la necesidad de hablar con Asad para poner fin a la guerra en Siria siguiendo el ejemplo de España en su transición política, cuando primero se restablecieron las libertades y derechos de los ciudadanos y luego se celebraron elecciones.
“No nos gusta Asad, que no nos gusta. No hagamos de la permanencia de Asad un prerrequisito político porque si no la guerra duraría otros cuatro o cinco años. Es necesario hablar con él como Nixon habló con Mao y Reagan, sentenció.