En declaraciones a los periodistas después de su habitual despacho de verano con el Rey en el Palacio de Marivent, Rajoy quiso dejar claro que "una cosa es lo que dicen los independentistas y otra la reforma constitucional", ya que los primeros, dijo, "no se van a quedar contentos" con una reforma de la Carta Magna, porque lo que quieren "es la liquidación de la soberanía nacional y esto es algo que ni mi partido ni espero que los demás quieran".
En ese sentido, Rajoy reivindicó que la Constitución de 1978 es la "garantía" de los derechos y deberes fundamentales de los españoles, de la igualdad de oportunidades de los ciudadanos, de la soberanía nacional. "Gracias a ella, España es uno de los cinco países del mundo que más ha crecido en renta per cápita. Sin ella, no habríamos entrado en Europa. A partir de ahí, se puede modificar".
Entre esos asuntos que la reforma constitucional podría tratar enumeró la sucesión a la Corona, las competencias de las comunidades autónomas y el Título VIII. "se pueden hacer muchas cosas pero cada legislatura tiene sus prioridades. La de esta era evitar la quiebra, el rescate de España, empezar a crecer y a crear empleo. En la próxima, habrá que hacer otras cosas".
Rajoy explicó que la reforma constitucional no se puede ceñir a "uno ni a dos partidos", al tiempo que aseguró un buen punto de partida para abordarla sería el dictamen que el Consejo de Estado aprobó por unanimidad la pasada legislatura y que fue impulsado por Francisco Rubio. "En esta legislatura no se va a hacer. En la próxima legislatura veremos la situación en la que estamos", sentenció.