Según el portavoz del Gobierno provincial, Ahmad Zia Abdulzai, el terrorista conducía un Toyota Corolla e hizo estallar la carga explosiva al aproximarse a un puesto del Ejército situado junto al aeropuerto de esa ciudad, capital de la provincia de Nangarhar. Los fallecidos son seis civiles, dos guardas de seguridad y un soldado, mientras que entre los heridos hay al menos tres miembros de la misión de la OTAN en Afganistán, la Fuerza Internacional de Asistencia a la Seguridad (ISAF).
Los rebeldes reivindicaron este ataque como "respuesta a la incineración del Corán" en la base estadounidense de Bagram (norte) el martes pasado.
Hasta el momento suman alrededor de 30 muertos y 200 heridos por las protestas que ha generado la quema de materiales islámicos la madrugada del pasado martes en la base de Bagram, también en el oriente del país.
El presidente afgano, Hamid Karzai, ha comparecido este domingo para llamar a la calma, pero miles de personas se echaron a las calles en la norteña provincia de Kunduz, donde siete soldados de la OTAN sufrieron heridas por una granada lanzada por unos manifestantes. "No dejéis que los enemigos de la paz, de la estabilidad, del desarrollo y del pueblo de Afganistán se aprovechen de esta situación", ha enfatizado el presidente afgano.
Los talibanes han pedido a los soldados y policías afganos que disparen contra sus colegas occidentales desplegados en el país, y desde entonces han muerto cuatro militares de EEUU supuestamente víctimas de ese tipo de acciones.