Miguel Montes Neiro se ha encontrado hoy con sus familiares después de haber pasado más de 30 años en la cárcel. Entre aplausos ha podido abrazar a sus hermanas e hijas, que esperaban desde primera hora para poder acercarse a él.
Antes de la salida, la familia ha declarado que lo primero que Montes Neiro quería hacer era caminar en libertad y poder disfrutar de sus hijas, las que para él han sido su recuerdo y también su lamento por no haber podido cuidarlas durante estos últimos años.
"Ahora no puedo, estoy atragantado”, ha afirmado al salir de prisión. "Estoy flipando, me tenéis asustado. Os quiero a todos. Gracias a todos, no puedo transmitir lo que siento por todos ustedes, me siento libre. Lo primero que voy a hacer es andar hasta que no vea la cárcel. Si queréis, me esperáis allí", ha sugerido al más de medio centenar de periodistas de distintos medios nacionales, regionales y locales que lo esperaban a las puertas de la cárcel desde primera hora de la mañana. También ha declarado que arrepentirse no vale de nada, que “lo hecho, hecho está”, y que ahora dedicará su vida a sus hijas, quienes para él son sus “diosas”. Además, ha insistido en que su anterior vida ya ha acabado y los delitos ya no forman parte de ella.
Entre sus propósitos se encuentran volver a Málaga y recuperar los años que ha perdido. Además, afirma que quiere seguir con su vida de ceramista y hacer algunas exposiciones e, incluso, impartir clases en Bellas Artes para compartir sus conocimientos. Pero también se plantea hacer un libro y una película sobre su vida sin causar ningún daño a nadie, pues considera que no es una “alimaña” ni un “bicho”.
Montes Neiro, quien ahora tiene 61 años, ingresó en la cárcel en 1976 por su negativa a hacer el servicio militar y otros delitos menores sin sangre. Sin embargo, a sus 27 condenas judiciales se suman múltiples intentos de fuga, en los que ha cometido delitos relacionados con las drogas, robos, falsificaciones o allanamientos de morada, que lo han mantenido hasta 36 años en prisión.