Greenpeace ha recopilado y actualizado los datos mensuales de concentración de CO2 en la última década: el pasado mes de mayo se volvió a alcanzar un máximo histórico acumulado de 417 partes por millón (ppm), una cantidad de CO2 que no se registraba desde hace tres millones de años, cuando las condiciones del planeta eran muy diferentes: el nivel del mar estaba varios metros por encima del actual y había mucha menos cobertura de hielo en las regiones polares. Solo en este último mes, la concentración ha sido de 2,3 ppm superior a la de mayo del año pasado.
Mayo es siempre el mes en el que se alcanza el máximo anual de concentración de CO2 en la atmósfera, justo antes de que la vegetación en el hemisferio norte empiece a absorber grandes cantidades de CO2 de forma natural. Sin embargo, esta concentración es cada año superior a los anteriores debido fundamentalmente al aumento de las emisiones de CO2 por las actividades humanas, principalmente la quema de combustibles fósiles, y a la pérdida de la cubierta vegetal.
Greenpeace insiste en que para ver descensos en la concentración de CO2 se necesitan cambios estructurales profundos que permanezcan en el tiempo, reducir las emisiones de carbono hasta llegar a cero y proteger y restaurar la cubierta vegetal, reservorio natural de carbono.
“Nos encontramos ante una oportunidad única para darle la vuelta al sistema: la ley de cambio climático tanto a nivel nacional como europeo debe asumir objetivos de reducción de las emisiones mucho más ambiciosos y poner fecha para el abandono de los combustibles fósiles”, ha señalado Tatiana Nuño, responsable de la campaña de Cambio Climático de Greenpeace: “España ha sido el país de Europa donde más aumentaron las emisiones de CO2 entre 1990 y 2017, es por eso que ahora los esfuerzos para reducirlas deben ser mucho mayores. No nos queda tanto presupuesto de carbono en la atmósfera para emitir al ritmo que establece el anteproyecto de ley si queremos mantenernos en el límite del aumento de 1,5 ºC de la temperatura”.
El Congreso de los Diputados comienza ahora el trabajo sobre el anteproyecto de Ley de Cambio Climático y Transición Energética aprobado por el Gobierno el pasado 19 de mayo y, según señala Greenpeace, debe asegurar que la ley responda a las recomendaciones científicas para evitar los peores impactos del cambio climático cumpliendo así con los compromisos asumidos con el Acuerdo de París.
Para la organización ecologista, la Ley de Cambio Climático y Transición Energética debe incluir:
- La reducción de las emisiones de CO2 del 55% en 2030 respecto a 1990 y alcanzar el cero neto en 2040.
- La eliminación de las subvenciones a los combustibles fósiles y a todos los sectores que perjudican el clima.
- Establecer el marco legislativo necesario para la reducción de Gases de Efecto Invernadero (GEI) en otros sectores clave como el financiero, agroalimentario, turismo, gestión de residuos o industria.
- Darle prioridad a la conservación y restauración de los ecosistemas y la biodiversidad.