Estamos en la era de la propaganda, las mentiras y la manipulación.
El congreso del PP del País Vasco ha vuelto a poner en primer plano la crisis de identidad que vive la derecha española.
El caso Villarejo y la implicación del BBVA ha puesto sobre la mesa, otra vez, la figura de la responsabilidad penal de las personas jurídicas.
Estamos asistiendo a un escenario muy abierto en el que el anuncio de nuevas elecciones generales no es descartable.
En estos días hemos asistido a algunas noticias sobre asuntos relacionados con la judicatura que nos pueden hacer pensar si no ha llegado el momento de replantearse algunas transferencias autonómicas.
Las últimas sentencias de los tribunales contra la Agencia Tributaria ponen en cuestión el papel del Estado.
Los últimos movimientos en Ciudadanos merecen algún comentario.
Se acabaron las campañas. Ahora asistimos cansinamente al chalaneo para formar gobierno. Alguna formación ha puesto la caja de las pensiones, entre otras cosas, como moneda de cambio por su voto a la investidura. Hablemos de pensiones, ahí van algunas pinceladas.
Pactos, pactos, y más pactos; acuerdos, acuerdos y más acuerdos. Estamos agotados de tantas noticias repetidas que ya nos resultan cansinas, pero muchos de esos acuerdos, de esos pactos entre partidos, además, no dejan de sorprendernos.
Estamos viendo las declaraciones de bienes que están haciendo nuestros parlamentarios, y no dejamos de asistir sorprendidos con algunas cifras.
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