Supongo que para escribir una reflexión como esta y para evitar malentendidos, es imprescindible iniciarla señalando la posición contraria a la locura iniciada por Putin al invadir Ucrania.
Todos los indicadores y expertos, unos más agoreros que otros, nos anuncian que lo peor de la crisis está por venir y que coincidirá con el otoño venidero.
Que vivimos una nueva era llena de interrogantes ya lo teníamos suficiente claro. La cuestión fundamental es encontrar las respuestas adecuadas y aplicar los remedios para la cura definitiva.
El título de esta reflexión puede ir dirigido al tiempo climatológico que está por venir, como a la sombría situación económica que asoma por el horizonte, e incluso a la situación política en nuestro país y fuera de él.
Este pasado domingo se han producido varios acontecimientos en forma de elecciones, que afectan a las izquierdas de Andalucía, Francia y Colombia, con diferentes consecuencias, una desoladora y otras dos esperanzadoras.
Se acaba de desarrollar durante el fin de semana pasado el famoso congreso del PP de Madrid. Famoso porque de alguna manera abrió la caja de los truenos en el seno del PP por la confrontación entre su anterior líder Pablo Casado e Isabel Díaz Ayuso a cuenta de la negativa del primero a que se desarrollara.