"Creo que no es aceptable que la política alemana decida sobre las vidas de personas que no han votado este gobierno". "Pienso que no es justo que a la gente de fuera de Alemania le afecten las medidas que se toman aquí pero no tengan ninguna voz". Estos son dos ejemplos de los argumentos que claman algunos de los ciudadanos alemanes que el próximo día 22 acudirán a las urnas para elegir el próximo canciller germano pero que votarán no según su propia decisión, sino siguiendo la petición previa de una persona extranjera.
Egality Berlin es un pequeño colectivo de la capital alemana formado por gente joven, activista y utópica. Ellos son los impulsores de Electoral Rebellion, una campaña con la que quieren poner en contacto a alemanes dispuestos a ceder su voto con todo aquel que lo quiera tomar. Pelean por una democracia global, lejos de los límites de las fronteras nacionales. "Este sistema ya no tiene sentido; se ha globalizado todo menos la democracia", explica Sonja Wyrsch en un céntrico café de Berlín.
Esto es una auténtica rebelión electoral.