Un total de 22 ataques en 14 ciudades diferentes del país causó ayer una de las jornadas más sangrientas desde mayo del 2010. En la cadena de agresiones, que se han producido tanto en Bagdad como en
otras ciudades del país, se utilizaron coches bombas y explosivos, dejando 107 muertos y 161 heridos, según fuentes policiales.
Aunque se desconoce la autoría de los atentados, un oficial de la Seguridad iraquí ha declarado a la agencia Reuters que podría ser obra de la rama de Al Qaeda en el país, compuesta por suníes contrarios al gobierno chií. “Al Qaeda está intentando empujar a Irak al borde de una guerra entre chiíes y suníes”, ha afirmado.
La violencia empezó a primera hora del lunes cuando un coche bomba estalló en Al Fares y Al Hamdiyad. La explosión mató a siete personas y hirió a otras 28. Además, otras localidades como Saadiyah, Jan Beni Saad, Kirkuk, Tuz Jurmatu y Dibis fueron escenario de ataques y agresiones. En Bagdad dos coches bombas causaron en los barrios chiíes de Ciudad Sadr y Hussainiya la muerte de 21 ciudadanos, según la Policía.
Desde que las tropas norteamericanas iniciaron su retirada el diciembre pasado, la confrontación entre las autoridades chiíes y los suníes se ha intensificado. En una grabación difundida por Internet en los últimos días, Al Qaeda afirmó que aumentarían los ataques contra el gobierno iraquí. Esta tragedia que ha conmovido a la sociedad constituye uno de los atentados más crueles en dos años.
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