“Son unas cuentas que buscan recuperar la confianza de Europa”, ha sintetizado sobre los Presupuestos el Ministro de Hacienda y Administraciones Públicas. Unas cuentas de las que ayer, en Hora Punta, desgranábamos sus principales partidas de ahorro con un montante final de más de 27.000 millones de euros. Una cantidad que representa alrededor del 16% de los Presupuestos y, no obstante, es aún cuatro décimas menor a la de la segunda partida más polémica de estas cuentas: los casi 29.000 millones de gasto destinado a financiar los intereses por nuestra deuda.
Una deuda nacional por la que, ya en este 2012, se va a pagar un 5,3% más cara que el año pasado y cuyo valor total asciende a casi un 80% del Producto Interior Bruto (la riqueza que un país genera en un año). Por ello, la previsión de gasto de 29.000 millones de euros (un incremento de casi dos puntos y medio con respecto a la partida del 2011) viene dada como respuesta a la evolución de la deuda pública y las condiciones de los mercados financieros. Un baile agotador de comas y cifras que, llevado al romano paladín, equivale y supera en más de mil millones a todo el gasto destinado a pagar los sueldos de los funcionarios.
¿Se ha entregado España a Europa? Antes de valorar esa pregunta, primero se deben entender cómo responden los resortes de la economía. A grandes rasgos, al aumentar el gasto en financiación lo que consigue un país es ganar más tiempo para devolver el dinero a quienes se lo hayan prestado. Una hábil mano de política económica a la que su escalera, sin embargo, le faltan algunos peldaños. El ministro de Hacienda, Cristóbal Montoro, explicaba cómo gran parte de la culpa del aumento de la deuda la tiene, por un lado, la dotación para “rescatar” a los bancos (el llamado FROB), la corrección del déficit eléctrico y, por el otro, el fondo de ayuda europeo para el recate de Grecia. Y por si fuera poco, antes de septiembre de este mismo año España deberá devolver a quienes le prestaron dinero en un pasado y hacer frente así al mayor pago desde que comenzó la crisis, estimado en más de 150.000 millones de euros.
Sin duda, la lectura más rápida invita a pensar que los Presupuestos de este año, en vez de administrar los recursos de España para los españoles, lo han hecho más pensando en los mercados. No obstante, y sin que sirva de justificación, la coyuntura actual invita a la austeridad. Solo que, ¿hasta qué nivel? Del mismo modo que ayer se analizaba la amnistía fiscal, pudiera parecer para muchos que la perspectiva sigue la misma dinámica con respecto a los intereses de los españoles: se busca más una palmada europea en el hombro que el respaldo de toda la ciudadanía. Sea como fuere, lo verdaderamente cierto es que todo el ‘tijeretazo’ servirá para pagar sus intereses a los mercados.