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A todos nos ha sorprendido hoy, a los que más y a los que menos, la noticia que abría toda parrilla informativa: José Luis Rodríguez Zapatero, el que ha sido considerado por muchos como el peor presidente que ha tenido España desde que comenzó la democracia, adelantará las elecciones al 20 de noviembre de este año. Permítanme la opinión totalmente personal, pero creo que es un error.
Los socialistas se han rendido ante la presión de los populares, han acabado aceptando un adelanto. Y todo es porque el señor Rajoy, presidente del frente conservador español, se aferra con uñas y dientes a la opción de gobernar. Recordemos que si ganara en noviembre no sería más que por cansino, pues son las terceras elecciones generales a las que se presenta. En España no lo queremos gobernando pero él ha decidido que tiene que ser presidente a toda costa, en lugar de ceder su puesto de líder a otra imagen de su partido que quizá sería mejor recibida por el pueblo español. Quizá debería aprender un poco de su rival y entender que hay veces que hay que dejar pasar a otro por el bien común, tal y como ha hecho Zapatero con el señor Rubalcaba.
No creo que Rajoy sea la alternativa que necesita España, ni mucho menos. Tampoco considero que la culpa de la crisis la tenga Zapatero, tal y como afirman bastantes voces cuya formación económica es más o menos la misma que la que puede tener mi perro. Puedo estar de acuerdo en que el Gobierno ha actuado tarde y renqueando, que no quiso declarar el estado de crisis hasta que no la tuvimos totalmente encima y hasta que las medidas adoptadas han sido insuficientes o erróneas. No, yo tampoco estoy de acuerdo con la política de Zapatero, han sido unos años especialmente duros por estar salpicados de recortes sociales, de reducciones de salarios, de pensiones, de becas a estudiantes y demás políticas antisociales. Pero sinceramente, ¿creen que la oposición lo hubiera hecho de otra forma? Lo único que escucho de Mariano Rajoy es una petición reiterada y algunas veces rayando en el frenetismo de adelantar las elecciones. Ninguna política económica, ninguna medida social real. Siempre alegan que está en el programa, que su política está en la moción del partido. Señor mío, le voy a explicar una cosa: no soy yo la que tiene que buscar información sobre usted, sino usted el que tiene que convencerme a mí para que le vote. Debería tener al menos una idea general de lo que me está vendiendo, ¿no cree?
El problema es que Rajoy ve en Rubalcaba a un verdadero rival y tiene miedo de que le siga recortando puntos de aquí a marzo, como de hecho está haciendo. Por eso necesita convocar elecciones ya, para no perder la ventaja que ha alcanzado, que como ya les he dicho no me parece más que un voto de la ciudadanía a los socialistas, en vez de estar de acuerdo con los populares.
No, como ya les he dicho la crisis no es culpa de Zapatero. La crisis vino de Estados Unidos, país del que dependemos directamente por ser la primera potencia mundial y por un fenómeno conocido como globalización. Echarle la culpa al gobierno socialista me parece demagogia. Esta situación era inevitable, pues si caía Estados Unidos caían las potencias europeas como Inglaterra, Francia y la “amiga” Alemania, de la que nuestros bancos dependen directamente. Además, esta crisis ya venía de antes: La burbuja inmobiliaria tenía que explotar y explotó. ¿Y quién empezó con la construcción masiva como si no hubiese mañana? ¡Anda! El gobierno de Aznar. Los populares.
Sin embargo, saldremos de la crisis (por inercia propia, no porque el Mesías Rajoy tenga la fórmula de la solución económica de un país que depende casi totalmente del sector servicios, el que siempre se resiente más con las crisis) y Rajoy, si es que finalmente gana las elecciones (hay quien dice que a la tercera va la vencida) se colgará la medallita de ser la solución a España. Y la gran mayoría lo creerá, y sin embargo será una gran mentira.
No me malentiendan, me considero apartidista. Soy una de esas jóvenes que han estado presentes en el movimiento 15M y ni uno ni otro me representan, haya elecciones en noviembre o en marzo yo no iba a votar a ninguno de estos partidos. Pero quería demostrarles que desde mi punto de vista las cosas no son tan sencillas como nos las puede pintar un partido que lleva ocho años haciendo una única campaña política, machacar y pinchar al contrario. Lo siento señores, pero eso no es política. Eso es rabieta de una persona que no acepta perder.
De todas formas, insisto en una idea que me gustaría que valorasen: hay alternativas. Hay una gran cantidad de partidos con muy buenas ideas y a los que nunca hemos dado la oportunidad de gobernar, pues en este país nuestro, cuya cara aún está ensombrecida por la cicatriz que dejó hace ya muchas décadas la Guerra de las Dos Españas, no contemplamos la opción de votar con la cabeza, y seguimos votando con el corazón. Un corazón que en muchos casos aún odia al rival, un rival inexistente pues todos somos la parte de un todo y deberíamos valorar lo que conseguimos en vez de ahondar cada vez más en las diferencias.
Por eso, Presidente, yo le deseo lo mejor de todo corazón. Puede que no haya sido el mejor presidente que hayamos tenido y puede que se haya equivocado en muchas cosas, pero creo que también ha estado condicionado por una época difícil.