Ese estudio atestigua que desde el inicio de la crisis económica, allá por 2007, el porcentaje de españoles que llegan con lo justo a final de mes ha crecido más de 10 puntos: ha pasado del 30,4% de hace siete años al 41,1% de 2013.
La Encuesta de Condiciones de Vida que elabora el Instituto Nacional de Estadística aporta un dato complementario y muy lógico: los ocupados y los pensionistas son los colectivos menos afectados por esta disminución de la capacidad de gasto, mientras que los desempleados y otros inactivos son los más perjudicados.
En 2013, dos de cada tres parados se mostraban incapaces de afrontar un gasto extra. Además, un 15,6% reconocía no poder mantener una temperatura adecuada en su casa, y un 8,1% afirmaba no poder permitirse comer carne, pollo o pescado al menos cada dos días.
De las restricciones en el gasto de los hogares también da fe la última Encuesta de Presupuestos Familiares: las familias españolas han reducido sus gastos un 14,4% de media entre 2007 y 2013. El descenso es particularmente acusado en el consumo de bienes y servicios no considerados básicos, como ocio (-30,7%), vestido y calzado (-35%), hoteles y restaurantes (-30,7%), muebles y equipamiento del hogar (-36%) y transportes (-31,1%).