Una cifra que cuadruplica el coste total del mantenimiento del parque de cajeros en España, que a día de hoy asciende a 840 millones de euros, según un estudio elaborado por la web independiente del ahorro, Kelisto.es.
Además, las entidades financieras han aumentado las cuotas y comisiones de las tarjetas bancarias de forma alarmante y generalizada desde 2005. En concreto, han aplicado subidas de hasta el 167%, un encarecimiento que no corresponde ni con la evolución del IPC ni con la de los costes laborales.
Estos desequilibrios tienen un impacto social generalizado y son fruto de una insuficiencia normativa y una parálisis institucional. En España hay 69,7 millones de tarjetas emitidas en manos de 28 millones de personas, es decir, el 73% de la población adulta. En total, los consumidores españoles realizan 901 millones de extracciones al año con tarjeta, de las que más de la mitad (450 millones) están sujetas al pago de comisiones. Como consecuencia, cada ciudadano gasta una media de 67 euros anuales por mantener y utilizar una tarjeta de débito, cifra que se eleva hasta los 90 euros en el caso de las de crédito.
El gasto que debe afrontar el usuario de tarjetas bancarias se ha visto afectado por la reducción del número de cajeros, que ha pasado de 61.714 en 2008 a 52.221 en 2013 (9.493 menos). Esta disminución ha aumentado las posibilidades de tener que pagar comisión en operaciones de extracción. A día de hoy, la probabilidad de que un usuario medio de tarjetas bancarias utilice cajeros sin comisiones (es decir, de su propia entidad) es del 50%, mientras que la de usar uno de su propia red (excluidos los de su banco) se sitúa en el 19,2% y la de emplear uno de otras redes, del 30,8%.