Con una larga cola para acceder al recinto, la expectación se palpaba desde el principio. Y es que muchos fans habían esperado largas horas para poder ver a Vetusta Morla en el tercero de los 5 conciertos que darán en Madrid.
A las siete y media por fin se abren las puertas, y poco a poco la sala comienza a llenarse, mientras el público hace fotos, bebe cerveza y rememora las canciones que están a punto a de sonar en un magistral directo. Una media hora después los teloneros hacen su puesta en escena, Eladio y los Seres Queridos mostraron a la audiencia seis de sus canciones, sin embargo todos estaban demasiado expectantes por ver al grupo liderado por Pucho, y la atención hacia este grupo estuvo algo eclipsada.
Cuando dan las nueve y veinte por fin ocurre: las luces se apagan y la sala estalla en aplausos y silbidos. Poco a poco una tenue luz azul nos va introduciendo en la primera canción del concierto; Los días raros, tema de apertura del último álbum del grupo, y perfecta elección para iniciar el concierto.
Al transcurrir tres canciones, Pucho el líder de Vetusta Morla, deja unos minutos para conversar con su público. “Los últimos sois los primeros, y porque vosotros lo habéis querido, hemos hecho cinco conciertos en la Riviera”. El cantante fue mucho más allá y declaró:”Aunque se produzcan eventos deportivos multitudinarios, vosotros habéis elegido música, y por haber elegido música, os vamos a hacer pasar un buen rato”.
El público estaba entusiasmado con cada canción, y al ritmo de un bidón metálico, canciones como El Hombre del saco, hicieron que Madrid cayera rendida a las pies de Vetusta Morla. Eladio, ayudó a Pucho con el tema Baldosas Amarillas, y gracias a las diferencias vocales de ambos cantantes, pudimos oír una versión nueva de la canción.
Poco a poco el final del concierto se aproximaba, y todos los fans pedían más canciones. El grupo no defraudó y les dio a sus admiradores la posibilidad de escuchar temas menos conocidos de su producción musical. Tras 120 minutos, al son de La cuadratura del círculo, Vetusta Morla se despidió del público, que no paraba de aplaudir y silbar.
Tras el concierto, solo se escuchaban adjetivos como “increíble” o “espectacular”, entre el público, pues nadie quedó defraudado. Vetusta Morla consiguió sumergir al público de lleno en la música, haciendo que olvidaran sus preocupaciones por lo menos durante dos horas, y sin duda, eso solo lo consiguen los grandes grupos del panorama musical.