La iniciativa está recogida en la propuesta que ha hecho el presidente estadounidense para que la NSA deje de controlar los teléfonos de millones de ciudadanos. Obama ha pedido al Secretario de Justicia que para acceder a esos datos los organismos de inteligencia requieran permiso judicial.
Según Obama, que se ha referido a las revelaciones de Snowden como algo que ha hecho más daño que "transparencia" a Estados Unidos, ese programa de la NSA, revelado por el experto en junio pasado, debe continuar, pero tiene que ser reformado, por lo que el secretario de Justicia, Eric Holder, y las agencias de inteligencia se encargarán de proponer los cambios necesarios hasta finales de marzo en consultas con el Congreso.
Este programa de la NSA "no implica el contenido de las llamadas telefónicas o los nombres de las personas que hacen las llamadas", insistió Obama al defender la necesidad de esa herramienta, creada tras los atentados terroristas del 11 de septiembre de 2001.
En lo que respecta al espionaje de mandatarios y líderes de países aliados, ha sido tajante. "He dejado claro a nuestra comunidad de inteligencia que, a no ser que haya un importante motivo de seguridad nacional, no se vigilarán las comunicaciones de jefes de estado y gobierno amigos y aliados cercanos", ha mencionado.
"Si quiero saber lo que piensan nuestros aliados, los llamaré por teléfono y les preguntaré, en lugar de vigilarlos", apuntó.