Dicen los que saben de Historia que es cíclica y prueba de que no se equivocan ha sido la particular revancha que casi se cobra hoy Costa Rica. Tras el hundimiento de Londres, el combinado nacional llegó a San José después de haber surcado el Atlántico, solo que esta vez por aire y con el conveniente “jet lag”. Una modorra a la que se le sumaron el gafe de los amistosos y una falta de ritmo que bien puede esconder una desidia hacia la Federación por la paradisíaca cita futbolística.
Con Monreal en esta ocasión en el lateral izquierdo y otra vez sin un nueve de referencia, Vicente del Bosque apostó por la dupla de “xabis” en la medular. Sin embargo, ni el tolosarra se terminaba de encontrar cómodo ni el de Hospitalet encontraba unos espacios que se le quedaban chicos con la presión del combinado costarricense. La tensión brilló en los primeros compases del encuentro, pero por su ausencia. 27 minutos separaron los dos primeros remates entre los tres palos de la campeona del mundo, tiempo suficiente para que el jugador con mayor número de nacionalidades de toda la historia, Iker Casillas, se uniera al despropósito: un fallo de cálculos y un error en el control del balón que aprovechaba el mediocentro Brenes para firmar el 1-0 sobre la media hora de partido.
Mientras, en donde más se corría era en la banda, donde Navas, Cazorla y compañía buscaban hacerse con un césped en muy pobre estado. Once minutos después, el enredo aún se hizo mayor cuando Costa Rica, frente a una España volcada sobre Fábregas, amargó todavía más el sabor de la plusmarca de Casillas. Joel Campbell, promesa curtida en las canteras del Arsenal londinense (¡vaya!), encontraba las redes tras un disparo desde la frontal. Un jarro de agua fría que más de uno seguro hubiera querido convertir en ducha para ver si la candidata a revalidar el cetro europeo espabilaba.
Con el pitido del colegiado, se había enfundado la elástica nacional un Cazorla y un Navas que, en asociación con Iniesta, harían lucir más la efectividad de España. Busquets apuntalaría la medular en detrimento de una dupla que no logró encontrarse esta vez con el ‘tiki-taka’. Sin embargo, faltaba el internacional de moda y, tras la entrada de Silva, Costa Rica se diluyó en un partido ya de por sí poco consistente en lo que a juego se refiere. Con el cataclismo de fondo, España esperó a falta de siete minutos para los noventa reglamentarios para recortar distancias por medio del estilete del City. Un gol que, aun así, no evitó borrar el descontento del rostro del seleccionador salmantino. Sí lo hizo, al menos por fuera, el gol de David Villa con dos minutos sobre el tiempo reglamentario.
Los tres restantes que completaron los cinco de añadido fueron suficientes para que los gestos se volvieran a torcer una vez pasada la “amistosa” euforia del empate. España, primera en el ranking de la FIFA, no logró superar a una sexagésima segunda selección nacional que se juega el puesto con Sierra Leona. Los nuestros, hoy, fueron más bien mansos que fieros. Mal viento de popa para España si decide poner rumbo a Kyev el primer día de julio de 2012.