Italia, 529 puntos. España, 455 puntos. Bélgica, 313 puntos. Francia, 190 puntos. Alemania, O puntos. Aunque más de uno (y de tres) quisieran que la lógica deportiva posicionase a la economía nacional en la ya lejana “zona Champions”, la realidad es radicalmente opuesta. En primer lugar, que Alemania tenga a cero su casillero se debe a que el país germano es la referencia cuando se habla de prima de riesgo: es decir, que si España ha cerrado hoy su prima en 455 puntos, significa en que está pagando un 4,55% más de interés a diez años por sus bonos de deuda pública de lo que paga Alemania.
Una puntuación tristemente célebre que deja un dato no menos interesante: el rescate griego se ejecutó cuando la prima de riesgo helena superó los 450 puntos (a día de hoy, y a pesar del rescate, el acumulado griego asciende a los 2.267). Sin embargo, el contexto no es el mismo ni, aunque se peque por lo manido de la expresión, “España no es Grecia”. Esta situación, aun así, no ha sido capaz de evitar que las alarmas hayan cobrado una estridente intermitencia roja en todos los mercados. Sin tener en cuenta además que en la hemeroteca española hay una entrada reciente, fechada en 1997, que describe una situación numérica similar a la de ahora: el pago de un 5% de interés en los bonos de deuda pública a 12 meses. Eso sí, con una leve diferencia: que hace catorce años sí había quien la comprase y, sobre todo, quien confiaba en recuperar el interés prometido.
¿Puede sobrevivir España pagando un interés tan alto por sus bonos públicos? Por lógica, el interés que se ofrece por unos títulos de deuda debe ser siempre menor que la previsión de crecimiento para un país en ese mismo período. Es decir: no puedes ofrecer 4 si vas a ganar 2. Además, tras la publicación de las previsiones de otoño para el crecimiento de la UE que hizo públicas la Comisión de Asuntos Económicos y Financieros, no tiene sentido que España ofrezca un tipo de interés alto, por ejemplo, a diez años, si no se tiene previsto crecer en ese período.
La respuesta a la pregunta anterior, por extraño que parezca, es un sí, aunque con matices: un sí a corto plazo. España no puede mantener un nivel de interés tan alto cuando todos los indicadores apuntan a que la recuperación va a ser lenta y, en especial, a que el crecimiento español va a ir a remolque del resto de la UE. Más aún cuando, a 31 de diciembre del año próximo, España tiene que hacer frente al pago del primer paquete de bonos públicos: 110.000 millones de euros. La economía nacional, paradójicamente, sigue perdiendo a los puntos.