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Opinion

31/05/2018@17:07:10
Que la gente está cada vez más descreída de la política no es novedad. Por eso más de la mitad de los europeos -el 56%- confía en los nuevos partidos para propiciar un cambio respecto a las fuerzas tradicionales, según el Eurobarómetro 2018 dado a conocer recientemente, aunque no todos los nuevos son antisistema, como la formación de Emmanuel Macron en Francia. Aun así, la mayoría respalda la pertenencia a la Unión Europea (UE), con un 67% -y va en aumento- que la considera beneficiosa.

Resulta pueril que tanto Pablo Iglesias como su compañera Irene Montero, Secretario General y Portavoz de Podemos respectivamente, se sorprendan por el estupor provocado entre sus propias filas por la tan criticada adquisición de un chalet en Galapagar cuyo costo supera los 600.000 euros.

De todo hay un antes y un después. De todo. Y tras el paso al club de la casta por parte de la pareja Pablo Iglesias y su manceba, con chalé frente a Torrelodones, piscina de diseño, casita para invitados, y demás exquisiteces propias de ricos, no de trabajadores, se desmorona el partido político que prometió el cielo y ha resultado ser como todos. Y si no ha acariciado la corrupción, aún, es porque no ha gobernado ocho años seguidos.

En una columna que escribí a fines del 2017 (“No llores por mí Jerusalén”) decía que, desde que Trump amenazó con trasladar la embajada, el revuelo fue fenomenal.

Parece que la Comunidad de Madrid va a destinar nada menos que dos millones y medio de euros en campañas para la prensa digital.

La desafortunada y nefasta gestión que viene realizando Mariano Rajoy desde hace cierto tiempo, está siendo muy criticada por una gran parte de la ciudadanía e incluso por un sector de sus propios correligionarios, avocados hacia el descrédito y la consecuente ruina electoral.

El comportamiento y declaraciones del actual presidente del Parlamento Catalán, Torrent, cuando menos, rayan entre la irresponsabilidad y el patetismo. Con su descarado uso partidista de las instituciones y obviando el más elemental sentido de la neutralidad a la que debería verse obligado por razones de su cargo, se está equivocando rotundamente.

Hace años el Oscar fue para 'Kramer vs. Kramer'...

La acción hace más de 30 años en un muy conocido hotel 5 estrellas de Argentina en el que tradicionalmente me alojaba, su cafetería y afamado restaurante eran mi principal lugar de reunión.

Son ya clásicas las fotos de las protestas incendiarias -y la represión policial- de la gente contra los “ajustes” promovidos por el FMI, en muchos países.

Los españoles estamos padeciendo una larga, triste y convulsa etapa a la que no estábamos acostumbrados. Con paciencia, hemos ido asumiendo que cierto tipo de desastrosos acontecimientos ya forman parte de nuestra actual situación. A modo de ejemplo aunque existen muchos más, podríamos citar dos temas altamente significativos como son, la lacra de la corrupción en sus múltiples facetas, y como no, el independentismo catalán.

En abril de 2016 escribí una columna titulada “¿Es Macri más populista que Evo?” y, aunque Usted no lo crea, más allá de los discursos intrascendentes y los amigos “conservadores”, en los hechos es realmente más populista, demostrando hasta qué punto un discurso puede confundir a mucha gente.

Hace muchos años viajando en plan turístico hacia Eilat, obligado a cruzar cientos de kilómetros de desierto y tierra, me detuve para fotografiar lo que en ése momento para mí podía resultar la foto que mostrara los diferentes mundos que aquí permanentemente se encuentran...

La titulación siempre me resulta la parte más difícil, encontrada ésta todo lo demás fluye con naturalidad, la que en el post de hoy se impuso competía con otra que pretendía incluir las palabras "repúblicas bananas", no pude encontrar uno corto y con el poder de síntesis que las incluyera en el sentido que yo pretendía.

Sin la menor duda y para común desgracia, una de las palabras más repetidas en los medios de comunicación a partir del 2008 fue el término “crisis”, cuya repercusión no afectó a todos por igual en función de los métodos empleados para superarla.

Estamos tontos. Sí, somos tontos del bote. Y somos tontos todos los días porque entusiasmados con todo lo que nos ofrecen, gratis, Google, Facebook, Whatsapp, y otros muchos, se han creado unas bases de datos donde la privacidad se ha ido al carajo.