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alejandro a. tagliavini

31/07/2018@20:12:08
El reciente incendio en Grecia -y luego Carr en California- resultó ser la peor tragedia natural de la historia moderna de ese país, dejando unos 81 muertos y más de 200 heridos.

Mientras Trump se dedica a sus “twittamenazas” que, por suerte, luego no cumple, el gobierno chino fiel a su milenaria historia sigue sin prisa, pero sin pausa, el “camino de la seda”, la diplomacia sin estridencias que está dando sus buenos frutos al punto que su influencia crece mientras que la de EE.UU. pareciera decaer.

Mientras la Corte Penal Internacional inicia un análisis de la “guerra antidroga” de Rodrigo Duterte, presidente de Filipinas, días atrás las fuerzas de seguridad de Bangladesh mataron a 11 supuestos narcotraficantes en una nueva operación que se ha cobrado 30 muertos en una semana, ante las críticas de activistas que la ven como un plan "al estilo" del presidente filipino, es decir, aprovechar la excusa para eliminar opositores.

El miedo a ser separada de su único hijo hizo que Olivia Medina, de 81 años, tuviera el coraje de participar en una protesta por las amenazas de Trump contra los “ilegales”.

Que la gente está cada vez más descreída de la política no es novedad. Por eso más de la mitad de los europeos -el 56%- confía en los nuevos partidos para propiciar un cambio respecto a las fuerzas tradicionales, según el Eurobarómetro 2018 dado a conocer recientemente, aunque no todos los nuevos son antisistema, como la formación de Emmanuel Macron en Francia. Aun así, la mayoría respalda la pertenencia a la Unión Europea (UE), con un 67% -y va en aumento- que la considera beneficiosa.

En una columna que escribí a fines del 2017 (“No llores por mí Jerusalén”) decía que, desde que Trump amenazó con trasladar la embajada, el revuelo fue fenomenal.

No recuerdo quién dijo que “pedirle al Estado que resuelva un problema es pedirle al zorro que cuide a las gallinas”, pero es verdad, absolutamente verdad, aunque no lo crea.

Dos principios están claros en cuanto a las sociedades. Uno, que los seres humanos son conservadores porque las personas temen a los cambios. El segundo es que los medios masivos, sobre todo la TV, tienen gran influencia sobre la opinión pública al punto que, a la gente en general, no le interesa la verdad sino lo que diga la TV: tiene “razón” quién más tiempo aparece en la pantalla.

“¿Que no hay infierno? Sí, hay... (Cállate, corazón, que esto bien por desgracia, lo sabemos tú y yo.)”, Rubén Darío.

Cuenta Juan Diego Quesada que una de las compañías más importantes del sector de la robótica, la japonesa Yaskawa, abrirá a finales de 2018 la primera fábrica de robots en Europa.

A raíz de las “fakenews” se están produciendo actitudes preocupantes. Por caso, una asociación de medios argentinos realizó una campaña con la intención de que las redes sociales fueran “controladas” por el Estado (¡políticos controlando a los ciudadanos!), argumentando que ellos tienen “editor responsable” en tanto que en las redes “nadie da la cara”. Le temen a la competencia que trae el desarrollo tecnológico y no tienen mejor idea que atacar la libertad de los usuarios.

Son ya clásicas las fotos de las protestas incendiarias -y la represión policial- de la gente contra los “ajustes” promovidos por el FMI, en muchos países.

En abril de 2016 escribí una columna titulada “¿Es Macri más populista que Evo?” y, aunque Usted no lo crea, más allá de los discursos intrascendentes y los amigos “conservadores”, en los hechos es realmente más populista, demostrando hasta qué punto un discurso puede confundir a mucha gente.

No soy adicto a los ídolos. Porque olvidan que todos cometemos errores serios. Pero sobre todo porque hay millones de héroes anónimos, que luchan diariamente, y no me parece bueno ensalzar a los famosos olvidando a tantos que se esfuerzan hasta el infinito en la soledad. Pero, en fin, hay historias que dan pie a buenos escritos, como la de Martin Luther King.

El Estado moderno impone arbitrariamente su doble moral. Y sus defensores no tienen justificación racional, simplemente dicen que “si el Estado lo dice, o lo necesita, es bueno…”.