Hipócrates, médico griego considerado el padre de la Medicina moderna, escribió: "Que tu alimento sea tu medicina y tu medicina tu alimento". "Sabemos, por numerosos estudios científicos, que la dieta rica en grasas de origen animal, azúcares refinados, proteínas animales y alimentos que contienen pesticidas y químicos -lo que llamamos la 'dieta norteamericana'- no es que sea mala para la salud, sino que produce enfermedades", explica Sergio Abanades, doctor en Farmacología y director médico de la clínica Omega Zeta de Barcelona: "Por ejemplo, las cardiovasculares y algunos tipos de cáncer, que son las principales causas de muerte que existen en el Primer Mundo".
Que los malos hábitos alimenticios y el sedentarismo tienen repercusiones negativas sobre la salud no es sorprendente. Sí lo es, sin embargo, que las enfermedades más graves puedan prevenirse, en distinto grado, cambiando la alimentación: "La dieta vegetariana ha demostrado, a través de evidencias científicas, que ayuda a prevenir enfermedades de tipo cardiovascular debido a la menor pretensión a tener el colesterol alto", confirma el director de la clínica Omega Zeta, que extiende los beneficios del vegetarianismo a "la prevención de diversos tipos de cáncer”, aunque las evidencias científicas en este campo sean menos fuertes, así como a "la prevención de osteoporosis".
Uno de los mayores obstáculos a los que se enfrenta el asentamiento de dietas alternativas es la creencia, ampliamente extendida y sustentada por una rama de la Medicina, en que no aporta la suficiente energía. Pero eso no es del todo cierto: "la dieta vegetariana tiene disponible los nutrientes necesarios para una vida normal y se podría recomendar incluso en épocas como el embarazo y la lactancia", afirma Abanades. "La teoría de que la dieta vegetariana no contiene suficientes nutrientes está desmontada por numerosos estudios", sentencia.
¿Qué impide, entonces, a los médicos incidir en la alimentación de sus pacientes? En primer lugar, explica, "la medicina occidental está basada en el tratamiento farmacológico y quirúrgico, y el tema de la dieta se ha dejado fuera". La cuestión de separar entre fármacos y productos es especialmente grave, ya que "la frontera entre medicamento y producto es difícil de separar: las compañías que sacan medicamentos al mercado tienen intereses comerciales, accionistas y deben vender un número determinado de productos, y evidentemente ahí hay un problema que todos conocemos".
Además de la comercialización de productos, que hacen que algunos parámetros de salud se estén constantemente revisando para incluir cada vez a más nuevos clientes que deben tomar la medicina, este doctor destaca otro factor y es que "los estudiantes de Medicina en este país y en muchos otros, no se están formando en nutrición", denuncia: "es increíble, no se puede decir otra palabra, que la nutrición, que es fundamental para la salud, sea obviada del programa de medicina."
Según Abanades, "hacemos tres cosas todos los días fundamentales para la salud:respirar, comer y dormir; si no sabemos hacerlo nuestra salud va a estar gravemente impedida; y en la carrera de Medicina no se enseña ninguna de estas tres cosas".