Todos lo esperábamos y él no defraudó. Después de tantos meses de recuperación y esfuerzo, el balear obtuvo su recompensa y derrotó con autoridad al argentino Nalbandian a pesar de que aun arrastre ciertas molestias en su maltrecha rodilla.
Nadal no quería quedarse a las puertas como sucedió en Viña del Mar, por lo que se le vio mucho más agresivo y disfrutando de su pasión, del tenis. Nalbandian no pudo hacer nada para frenar el ataque del español, que se caracterizaba por sus típicas derechas profundas y de gran ángulo, provocando la primera rotura en el primer set y la avalancha de juegos para ex número 1 del mundo hasta cerrar el primer set con un 6-2.
Todo parecía de color de rosas para el balear, pero la segunda manga no empezó como se preveía. Nadal se vino abajo, ya sea por problemas físicos o mentales, y se vio con un 0-3 abajo más la fatiga en las piernas y su mal juego en el inicio del segundo set. Sin embargo, todo cambió a partir de aquí, ya que el argentino no volvería a ganar un juego más. ¿La razón? Algunos dicen que fue la aparición de Ronaldo por la pista, otros por la mentalidad de hierro del balear. Fuera cual fuera el motivo, el balear comenzó su remontada épica, esa que nos tenía acostumbrados en antaño ante jugadores como Federer o Djokovic.
El balear se convirtió en un torbellino con un despliegue amplio de golpes de derecha, desquiciando al argentino que vio como era atropellado por su antiguo compañero de dobles. Nadal no tuvo piedad y volvió a decorar su estantería con un nuevo título, el número 51 de su carrera. El balear volvía a morder un trofeo, mientras Nalbandian lo que mordió fue el polvo.
Después de una semana merecida de descanso, Nadal competirá en la arena de Acapulco y más tarde se desplazará al cemento de Indian Wells y Miami. Veremos como marcha su evolución por el bien del tenis español y del tenis mundial.