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Black Friday: Los impactos ambientales del comercio electrónico a gran escala
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Black Friday: Los impactos ambientales del comercio electrónico a gran escala

jueves 26 de noviembre de 2020, 12:33h

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Ante el auge del comercio electrónico a gran escala, Greenpeace alerta del grave peligro que este servicio entraña para el planeta en términos de uso de los recursos, emisiones de gases de efecto invernadero y de residuos.

Los envíos rápidos y a domicilio requieren de tres veces más energía que los habituales y sólo en China en 2018 se generaron 13 millones de toneladas de emisiones a partir de envases del sector de entrega urgente.

En los últimos años, el comercio electrónico, e-commerce o comercio online se ha convertido en una parte indispensable del marco de ventas global, especialmente a raíz de la pandemia de la COVID-19. En España, el 62,6% de la población ha comprado online en los últimos 12 meses, según el INE, y para este Black Friday se estima que 8 de cada 10 personas lo hagan.

“El comercio electrónico nos ha facilitado la vida, sobre todo en tiempos de pandemia, pero a gran escala tiene un elevado coste ambiental. El sobreconsumo digital implica una extracción de recursos masiva y la generación de emisiones al producir los artículos y distribuirlos de un punto a otro del planeta, además de numerosos problemas para deshacernos de ellos. Consumir local en vez de apostar por gigantes del consumo, y solo cuando lo necesitemos, es la única solución”, ha señalado Alba García, responsable de la campaña de ciudades en Greenpeace España.

Durante la llamada “última milla” (la distribución de los paquetes a los hogares) es cuando se genera un mayor número de emisiones, principalmente por el transporte. Esto se ha agravado con la reciente introducción del modo “rápido”, que permite recibir los productos en 24 horas e implica más distribución y movimientos, y por las devoluciones gratuitas, ya que uno de cada tres productos se retornan. El Black Friday es una fecha especialmente dañina en este sentido: solo en este día, en 2019 se estima que se distribuyeron 3,5 millones de paquetes en toda España y 1,5 en Madrid (un día normal en la capital se distribuyen en torno a 350.000 – 400.000 paquetes). A las emisiones del reparto se suman las ligadas a la importación de productos por avión, ya que gran parte del comercio electrónico procede de otros continentes. Esto implica una huella de carbono adicional por cada producto, pues el transporte aéreo emite al menos seis veces más que un camión por tonelada transportada.

Los residuos generados por las compras online -en su mayoría envoltorios de usar y tirar- son otro de los principales problemas ambientales. Al no ser envases, los plásticos que se usan para envolver no se reciclan, por lo que acaban en vertederos o incineradoras. El cartón, que tiene una mayor tasa de reciclado y es algo más sostenible (aunque a menudo es una mezcla de ambos materiales), comienza a ser ingestionable también debido al creciente aumento de envíos online.

Según la Agencia de Protección Ambiental, el embalaje de este comercio ya representa el 30% de los residuos sólidos urbanos en Estados Unidos. La magnitud de los residuos de envases originados por el comercio electrónico y la entrega urgente en China generaron un acumulado de 9,4 millones de toneladas en 2018, aproximadamente 3,5 veces la cantidad de té que China produjo ese año en peso. De seguir al ritmo actual, solo el país asiático produciría 41,3 millones de toneladas para 2025.

“Mediante publicidad personalizada a través de algoritmos que identifican nuestras debilidades, las empresas manipulan nuestros deseos e incluso detectan nuestros momentos de vulnerabilidad para que sigamos consumiendo al ritmo actual. El mejor ejemplo es China, donde en solo 15 años se ha pasado de recibir un paquete por persona al año a casi 35 paquetes de media por sus compras online”, ha declarado Celia Ojeda, responsable del proyecto de ciudades en Greenpeace Internacional.

Para la organización ecologista, el e-commerce se puede transformar en un sector sostenible en el que se apoyen los comercios locales, pero, para ello, es necesario establecer medidas que afecten tanto a las empresas de venta y a las transportistas como a las personas consumidoras.

Comprar online no es malo en sí mismo, de hecho, durante la pandemia ha dado una posibilidad a pequeños negocios que no tenían otra forma de vender sus productos. Sin embargo, el consumo masivo sí tiene consecuencias muy negativas: necesitaríamos tres planetas Tierra para satisfacer nuestra tasa actual de consumo”, ha concluido García.

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