Y confiesan, con toda la cara, que no tienen tesorería, después de mantener lujosas embajadas por todo el mundo donde los enchufados de los gobernantes viven del cuento y apenas hacen nada.
Porque mientras dicen que no hay dinero para colegios y servicios sociales mantienen sus siete televisiones autonómicas y vaya usted a saber cuantas provinciales en toda la comunidad catalana. Porque no hay dinero para colegios y geriátricos, pero si mantienen cientos de vehículos oficiales con chóferes, cientos de asesores, oficinas donde se vigila que los comercios tengan en catalán los folletos, letreros... Como decía Esperanza, hay mucha mamandurría que nos sangra.
Lo de Cataluña irá a más. Estallará cualquier día de estos porque mantener el mastodóntico sistema clientelar durante décadas es imposible. Su insolidaridad no es de recibo. Y su simpleza a la hora de no pagar es de fiscalía. Antes de no pagar, deberían dejar de subvencionar, por ejemplo, con millones a los periódicos catalanes que desde siempre ya ejercen de propagandistas del poder, en lugar de fiscalizar como deberían...
Así les va. A los políticos y a los medios informativos catalanes, todos en números rojos y con la desaparición del papel a las puertas.