La noticia de la absolución del juez Garzón ha sido un sentimiento de alivio para todas las familias del franquismo. Pero esto no quita el tiempo que se ha perdido con el procesamiento del juez. Lo que angustia a las familias es que las “pruebas” van muriendo poco a poco y sin pruebas no se puede resolver un crimen. El presidente de la Asociación para la Recuperación de la Memoria Histórica, Emilio Silva, afirma que “El Supremo nos ha hecho perder mucho tiempo con el procesamiento de Garzón y tiempo es lo que no tienen los familiares de las víctimas”.
Exceptuando los juzgados de Granada y de El Escorial que consideran las causas como crímenes contra la humanidad, el resto de los juzgados las ha archivado. Las familias se preguntan ahora qué juez les va a ayudar a resolver los crímenes.
Ahora no hay nadie que les pueda decir dónde se encuentran los restos de sus familiares, ni dónde están todos los niños que fueron dados a las familias del régimen (unos 30.000 según Garzón).
El paso 15 de febrero murió Julia Manzanal una de las españolas que estuvo en las cárceles franquistas. Jesús Pueyo murió en el mes de enero, justo un mes antes de ser llamado a declarar, después de estar desde 1977 mandándole cartas al Rey para poder localizar a sus familiares fusilados.
Las víctimas tienen un sentimiento de rechazo hacia el Supremo y pretenden darle un gran homenaje al juez Garzón.