Hora Punta: ¿Qué le hace a una historiadora y abogada, dar el paso para adentrarse en el mundo literario?
Paloma: Fue un paso intermedio, ejercí durante unos 4 o 5 años la abogacía. Mis hijos entraban en la adolescencia, y me planteé, o dedicarle mucho tiempo a un despacho, o dedicárselo a mis hijos. Decidí esta última opción, terminé parte de la carrera de historia que me quedaba por finalizar, y nada mas terminar, empecé a escribir.
Hora Punta: ¿Se puede decir que has abandonado tu trayectoria profesional anterior, para dedicarte por completo a la escritura?
Paloma: Totalmente. No me arrepiento en absoluto de haberla dejado, estoy feliz escribiendo y he encontrado mi sitio. La verdad es que ejercí durante muy poco tiempo, pero reconozco que mi sitio está más en la literatura que en la abogacía.
Hora Punta: Tu debut, El gran arcano, se ha llegado a comparar con obras de la talla de El código Da Vinci. ¿Crees que en ambas ha sido fundamental para su éxito, la campaña, por así decirlo, de sus detractores?
Paloma: Sí, por supuesto. El código Da Vinci tuvo tanto éxito porque la Iglesia entró en el juego, lo que provocó que se leyese más. El gran arcano llegó cuando la gente ya estaba un poco harta de la literatura que surgió alrededor de El código Da Vinci, y yo lo reconozco. Acababa de terminar la carrera de historia y me planteé muchas cosas de mis propias creencias; de ahí nace esta primera novela, como una forma de ordenar mis ideas, sin pensar en ningún momento que se iba a publicar.
Hora Punta: ¿Qué ha supuesto para ti el camino de Santiago en tu trayectoria como escritora?
Paloma: Yo hice el camino de Santiago hace mucho, con mis hijos pequeños, y siempre me quedó, sobre todo cuando estaba escribiendo la segunda novela, La brisa de Oriente, la curiosidad de saber cómo se había originado todo ese mito y todo lo que supuso, y que todavía permanece.
Hora Punta: Hace unos meses, recomendamos en Hora Punta la lectura de El alma de las piedras, y muchos lectores coincidían en que, junto con La brisa de Oriente, podrían ser adaptadas al séptimo arte, gracias a la forma tan cinematográfica de tu escritura.
Paloma: Sí que me han dicho alguna vez que escribo de forma muy cinematográfica, pero el ejercicio de la lectura no tiene nada que ver con sentarse delante de una pantalla, es totalmente diferente. En la lectura tú te creas tus propios personajes, es un diálogo muy íntimo entre lo que lees y la historia que se va conformando en tu cabeza; sin embargo, en una película te lo dan todo hecho. Nunca me lo han planteado y, si surge alguna vez, sí que tengo claro que si acepto, será sabiendo que mi novela es mi novela, y que eso es una adaptación de lo que yo he querido plasmar en ella. Creo que nunca estaría satisfecha completamente con la película, porque al final no es todo lo que se cuenta en la novela, siempre hay cosas que se cambian.
Hora Punta: En tu última novela, dejas atrás la Edad Media, que te había acompañado en tus últimos libros, para centrarte en la época actual. ¿Por qué este cambio?
Paloma: Las últimas novelas, La brisa de Oriente y El alma de las piedras, se narran en la Edad Media, y la verdad es que estaba saturada, necesitaba cambiar. Sobre la época de la guerra civil y los inicios de la dictadura, siempre he tenido la curiosidad de saber más, más en el sentido de lo que es la intrahistoria, de la que habla Unamuno, es decir, lo que es la historia de la gente, lo que no sale en los periódicos, lo que no cuenta la historia oficial que yo he podido estudiar en la carrera; quería ahondar algo más. Escribiendo la novela podía hacerlo porque, entre otras cosas, he leído mucho, sobre todo novelas de los que vivieron esa época, ya que tenemos algunas tan buenas como las de Manuel Chaves Nogales o Juan Iturralde, entre muchos más. En estas novelas podemos entrever lo que sufrieron nuestros antepasados más próximos, en ese periodo tan convulso y tan tremendo que cambió sus vidas. Necesitaba saber, y al escribir la novela, he podido entender mucho mejor esa época.
Hora Punta: Hemos podido ver en Las tres heridas, tanto en grandes hechos como en pequeños detalles, un gran trabajo de investigación, ¿es este proceso el más difícil para ti?
Paloma: Es muy difícil cumplir el objetivo, y es una época que todavía está ahí, y todavía le tenemos un poco de miedo. Dicen que hasta los cien años no se puede hablar con objetividad del pasado, cuando ya han muerto prácticamente todas las generaciones que han tenido alguna relación. Mis padres, por ejemplo, vivieron esa época cuando eran niños, al igual que mis abuelos la vivieron de primera mano; es difícil ser objetivo. Yo lo que he intentado, más que ser objetiva, es ser honesta; yo he estudiado en el colegio una guerra civil muy manipulada por el sistema educativo franquista, y en la carrera estudiaba todo en términos de estructura política, económica, social o estrategias militares, pero el hecho de mirar hacia atrás con esa, más que objetividad, con honestidad, es lo que he pretendido. Hay que leer, porque como dice Antonio Muñoz Molina, leyendo se cura el maniqueísmo, y la documentación ha sido básicamente leer mucho, tanto novelas como ensayos sobre esa época, para contrastar y poder ser lo más honesta posible a la hora de crear a los personajes, su ideología, la asimilación de esa época, de cuando empiezan a entender y a ser conscientes de que la guerra les arrasa. Se trata de un hecho que no es cuestión de horas, ni de días, ni de semanas, ya que la guerra va a durar mucho más, y no solamente la misma, sino el periodo que viene detrás, puesto que la guerra termina el 1 de abril del 39, pero no llega la paz, básicamente para nadie. Los perdedores perdieron mucho, pero sobre todo la masa de la gente en general, el resto de los mortales que no estaban en la cúpula de la dictadura, lo pasaron muy mal, sobre todo en los años 40.
Hora Punta: Nos ha llamado también la atención en Las tres heridas, tu gran capacidad para entender el mundo masculino y ponerte en la piel de un hombre 70 años atrás.
Paloma: No me ha resultado difícil, ya que me he intentado meter en los personajes, y cuando escribo me desconecto de mí misma, soy como una lectora que va escribiendo y dejo a los personajes libertad para moverse en la historia. No impongo nunca esquemas, ni una ordenación de lo que tiene que ser cada capítulo, la historia va surgiendo según quieren los personajes, además cuando intento en algún momento meterme por un camino que no les gusta o que no les convence, me paran, y tengo que echar marcha atrás; no considero que contenga un esfuerzo que el personaje sea un hombre o una mujer, no me crea dificultad puesto que al abstraerme totalmente, lo hago del mundo actual, y de lo que soy ahora mismo. Intento adentrarme en la psicología de los personajes, abstraerme de la comodidad en la que yo vivo, de la seguridad y dimensión en la que vivimos, los años en los que nos ha tocado vivir, e intento meterme en cómo, para no juzgar ni justificar ninguna acción, sino narrar el cómo vivieron esa gente, que también tenían una vida, un proyecto, una normalidad, y de repente todo eso se rompió.
Hora Punta: ¿Hay algún escritor, tanto nacional como internacional, que te haya influido a lo largo de tu trayectoria?
Paloma: Mis referencias literarias ahora mismo son Antonio Muñoz Molina y Javier Marías. Los he leído mucho porque su narrativa es mi referente. Puedo citar otras referencias literarias, y debo decirte que a mí, personalmente, me gusta tenerlas en escritores españoles, que no sean traducidos, porque si luego leo otras como por ejemplo, de Dostoievski o Dickens, aunque pueden estar bien, son al fin y al cabo una traducción. Vargas Llosa es otros de mis referentes, aunque debo hacer mención a los clásicos, como Clarín, Pío Baroja o Galdós, y es que tenemos mucho donde sacar, te podría decir una lista aún más grande.
Hora Punta: Y para terminar, un apunte personal. ¿Qué lugar, en los que has residido, ha influido más en tu carrera como escritora?
Paloma: En Talavera de la Reina viví 15 años de mi vida, con mis hijos pequeñitos, y allí me forjé prácticamente como escritora. Hay un momento en la vida en la que decides dar un paso, o cambiar, y me surgió la oportunidad de venirme a Marbella, que es un lugar que para vivir sin niños, y para mí el clima, el sol, me da mucha vida. Además, tiene ese ambiente de relajación vacacional, que también le condiciona a uno. Son épocas diferentes de la vida, aunque para mí Talavera es una ciudad muy importante, en una época muy importante de mi vida.
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