Se trata de "muchísimo dinero" para proyectos "vitales", como por ejemplo las "interconexiones en el ámbito de la electricidad y en el ámbito de gas", así como en "infraestructuras de transporte" y proyectos de I+D, según ha explicado el ministro español de Economía, Luis de Guindos, a su llegada a la reunión del Ecofin, en Bruselas.
Todo el proceso de presentación es, sin embargo, muy confuso. Dentro del enorme dossier que reúne los detalles de los proyectos de toda Europa (más de 2.000 cuyo "valor potencial" ascendería a 1,5 billones de euros, y de ellos un tercio en los próximos tres años) el capítulo de España es de sólo una página.
Una sencilla tabla que desglosa las cantidades necesarias por partidas como "Conocimiento y Economía Digital", "Unión energética", "Transportes" o "infraestructurales sociales", entre otras cuando la mayoría de países ha optado por desglosar, proyecto a proyecto, sus necesidades.
"Un error administrativo", según fuentes comunitarias, porque alguien, en Madrid, "no dio luz verde" al envío de un texto mucho más minucioso. Algo chocante, porque, de hecho, en los informes generales, de cientos de páginas, sí aparecen citados con nombres y apellidos muchos proyectos concretos.
España ha optado, deliberadamente, por no hacerlo, aunque no están claros los motivos. Y es llamativo porque el espíritu del Plan Juncker y del Fondo de Inversiones Estratégicas es, precisamente, centrarse en proyectos muy concretos. Y en lugar de eso España ha optado por una cifra agregada.