Este documento de consenso, publicado por la prestigiosa revista científica ‘Nutrición Hospitalaria’, recoge las conclusiones de la denominada Declaración de Chinchón, cuyo objetivo es ofrecer a la comunidad científica aspectos relacionados con la seguridad de estos edulcorantes y a su vez establecer las pautas para que los expertos de la salud puedan recomendar el uso de los mismos.
En Europa hay autorizados actualmente 10 edulcorantes bajos y sin calorías ya que este proceso de autorización es científicamente muy riguroso, llegando a durar hasta 20 años.
Además de su seguridad, el decálogo recoge que la evidencia científica documenta que los edulcorantes bajos y sin calorías no afectan a los niveles de glucosa o insulina en el plasma sanguíneo.
Entre las conclusiones presentadas en este decálogo, la investigación científica muestra que el consumo de alimentos y bebidas en los que se ha sustituido el azúcar por este tipo de edulcorantes, combinado con la práctica de la actividad física y un estilo de vida saludable pueden jugar un papel significativo en la pérdida y mantenimiento de un peso saludable.