Arturo Mas y sus compañeros, durante décadas, han escrito una falsa historia que, junto con el idioma, ha servido para hacer creer a las nuevas generaciones de nacidos en esa tierra, la mayoría hijos de emigrantes andaluces, manchegos, extremeños, que estaban siendo explotados por una España que les robaba e impedía que se disfrutara de un adecuado estado del bienestar. Y ahora, esos hijos de andaluces, murcianos, los charnegos, salen con banderas a jalear la secesión e independencia del territorio. Es la reacción del converso. Tiene que demostrar su traición...
Cierto es que el imperio industrial y económico de esa región se ha logrado gracias a la mano de obra barata que llegaba de provincias pobres. Durmiendo en barracones y alimentándose con potages mientras los ricos catalanes disfrutaban de la buena mesa como ellos sólo saben hacerlo.
Ahora, esos hijos de emigrantes son los que se sientan en el parlamento catalán, son los que votan las iluminadas ocurrencias de los Pujol, los Mas y demás dirigentes con cuentas en Suiza... y un rosario de asuntos de corrupción pendientes.
Si Cataluña es más rica que Andalucía no es por obra y gracia de Dios, sino por su frontera con Europa, porque durante años se ha invertido allí en detrimento de otras regiones. El norte siempre es más pudiente que el sur. Será por el clima. Pero es cierto que un andaluz, un canario, por poner un ejemplo, trabaja el doble cuando emigra. Si el dinero que Cataluña y Madrid han destinado todas estas décadas a sufragar la pobreza de Andalucía hubiera sido bien empleado no tendríamos ahora a los charnegos con la bandera secesionista. Eso seguro.
Porque el varapalo del Tribunal constitucional sobre la consulta no servirá para frenar el tsunami. Los talibanes de la política vienen demostrando que sus desafíos calan y no son respondidos. Es más cómodo mirar para otro lado cuando te desafían, cuando te insultan, cuando mienten y tuercen la razón por intereses inconfesables. En el fondo, la verdad, y no otro motivo, es que la cúpula dirigente catalana necesita que la justicia de España no se aplique en ese territorio. No quieren acabar como Javier de la Rosa, como el juez Etevil, como Juan Piqué, el abogado de Pujol... Entre rejas. Y cuentan con un ejército de charnegos que les arropan. Que perdonan o que ignoran que durante décadas esa cúpula dirigente se lo ha llevado crudo, robando a manos llenas.
Y claro, cuentan con todos los medios informativos que han silenciado, durante décadas, los robos y manejos de esos dirigentes para hacerse inmensamente ricos...