Tres grandes bloques se repartirán las asignaturas, que se repartirán según las competencias entre el Estado, las comunidades autónomas y los centros escolares.
Las asignaturas troncales quedarán bajo el amparo del Estado, así como los criterios de evaluación y los estándares de aprendizaje. Lengua, Matemáticas, Lengua Extranjera, Ciencias de la Naturaleza y Ciencias Sociales ocuparán al menos el 50% del horario lectivo de los alumnos de estas materias, aunque dará más libertad a los centros para definir el número de horas que se dedican a cada asignatura.
Mientras que los criterios de evaluación de las asignaturas específicas estarán regidas por lo que considere el Estado, las autonomías harán lo propio para definir las de libre configuración y las de sus lenguas cooficiales.
Educación Física y Religión o Valores Sociales y Cívicos deberán cursarse siempre, al igual que una de estas: Educación Artística, Segunda Lengua Extranjera, Religión (si no se ha cogido anteriormente) o Valores Sociales (si tampoco se ha optado antes por ella).
Las lenguas cooficiales también deberán cursarse con carácter obligatorio y de deberá ofertar otra a determinar o una materia del bloque de las específicas no cursada.
Una de las características más importantes es la aparición de dos evaluaciones, una en 3º de Primaria, basada en pruebas de lectura y cálculo; y otra evaluación al final de Primaria, que también cumple una función orientativa para el estudiante y su familia.
El Ministerio de Educación ha explicado además que no se le pedirá al alumno que explique sólo los contenidos que ha memorizado, sino que deberá saber aplicar esos conocimientos a la solución de problemas: "Eso requerirá de un cambio metodológico en la forma de enseñar en el aula muy importante".
Desaparecen también los ciclos, dando paso a una única etapa de Primaria, por lo que corresponderá a los centros decidir cómo reparten los contenidos.