El Barça salió con la clara premisa de tener el balón y hacerse con el control del partido, y así lo hizo. El City, lejos de cumplir con lo prometido e intentar pugnar con el Barça por la pelota, se replegó atrás a la espera de un error que les permitiera salir, pero ni mordieron en la presión ni se dejaron la piel para correr a la contra.
Así, los primeros instantes tuvieron un claro color blaugrana, con una posesión superior al 70 por ciento y una velocidad en la transición que pintaba un buen panorama. Poco a poco, no obstante, los locales fueron estirando líneas, aunque acercaron la línea defensiva a Hart para no ofrecer tanto espacio al Barça, y se igualaron las tornas.
No fue una gran primera parte en cuanto a ocasiones. Se esperaba mucho de un duelo entre el máximo goleador de la Premier League y el máximo goleador de la Liga BBVA, pero no fue así. Las opciones llegaron con cuentagotas y la verdad es que ni Valdés ni Hart tuvieron gran trabajo, aunque el portero inglés sacó una buena mano a disparo lejano, duro y que iba a gol, de Xavi.
El mayor peligro, latente, en los 'citizens' era en las jugadas a balón parado, como mostraron en una de las pocas faltas laterales de que dispusieron. El Barça estuvo bien ahí, no dando demasiadas faltas ni córners, aunque reculó y no apretó como se esperaba a un City inofensivo e insulso, en que únicamente David Silva parecía querer jugar. Negredo estuvo muy combativo arriba, aunque aislado.
Cuando parecía que ambos que ambos daban por bueno el empate, llegó el gol del Barça. En una jugada polémica, pues los 'citizens' pidieron una falta de Busquets en la recuperación del balón que acabó en los pies de Messi. El argentino, más rápido que su compatriota Demichelis, provocó la expulsión del defensa y el árbitro pitó un penalti que pareció ser cometido fuera del área o sobre la misma línea.
Messi no dejó escapar la oportunidad y batió a Hart por el centro. A partir de aquí, Pellegrini intentó aguantar el partido con la entrada de Nasri y Lescott, pero tampoco le salió bien. Y eso que el Barça perdonó, pues tuvo cinco minutos para matar al City y no lo hizo. Messi, Xavi o Cesc no estuvieron finos, y no noquearon a un Manchester que quedó muy tocado tras el 0-1 intentaron reaccionar, estirando líneas de nuevo y sobre todo con la entrada de Dzeko por Negredo, pero el Barça reaccionó bien y no dejó escapar el partido.
Pese a parecer que firmaban un 0-1 ya bueno, al final obtuvieron premio en una jugada un tanto afortunada entre Neymar, que entró de refresco y revulsivo, y Alves, que acabó batiendo túnel incluido a Hart para sentenciar.