13 partidos ha esperado el nuevo San Mamés para ver la primera derrota del Athletic como local en Liga. El conjunto del 'Txingurri' Valverde, capaz de sonrojar a equipos de la talla de Valencia, Barcelona o Real Madrid, no pudo acabar con un Espanyol que liderado por su capitán, Sergio García, logró una importantísima victoria que confirma a los catalanes como uno de los candidatos para alcanzar un puesto europeo.
Poco tardó el Espanyol en poner sus cartas sobre la mesa. A los seis minutos de juego, un pase de Simao a la espalada de la defensa, sirvió para que Sergio García anotara el primer gol del encuentro y añadiera a su palmarés el décimo gol que certifica su mejor registro goleador desde que juega en Primera División.
El tanto no dejó indiferente al conjunto local, que se lanzó a por el empate antes del descanso. Ibai tomó las riendas del centro del campo, comenzó a repartir el juego entre sus compañeros y de sus botas salieron las mejores ocasiones. Al filo del minuto 45, el Athletic se vino arriba, por medio de Aduriz, que se encontró con el palo y de Mikel Rico, que se topó con un inspirado Casilla que evito el gol.
Ya en la segunda parte, y como empieza a ser costumbre en la nueva Catedral, 'el león' saco las garras que hacen temblar a los grandes equipos. Ibai, de nuevo, volvió a ser una pieza clave en el funcionamiento de los vascos, que salieron lanzados a por el tanto del empate. Fue Gurpegui el encargado de hacerlo, tras aprovechar un error de Casilla al despejar el centro de Ibai.
El empate dio alas a los locales, que siguieron acosando la portería de Casilla en busca de la habitual remontada. Aduriz e Ibai intentaron sin fortuna obrar la gesta de los leones esta vez y fue el Espanyol el que volvió a tomar distancia en el marcador gracias a Colotto, que envió el balón a las redes en el remate de un córner.
Con el gol el partido terminó de romperse. El Athletic arriesgó para conseguir un punto, encadenando ataques a la desesperada que Casilla y la defensa visitante se encargaban de repeler. Cuando más apretaba el conjunto bilbaíno, llegó la expulsión de Aduriz por doble amarilla, que dejó a los locales huérfanos en ataque y que impidió que el marcador se volviera a mover.