La modalidad de dobles es la más exigente del tenis. Requiere de los jugadores un cambio en cuanto a mentalidad y forma de juego, y en el partido que ha enfrentado a David Nalbandian y Eduardo Schwank a Feliciano Lopez y Fernando Verdasco, la pareja argentina es la que mejor se ha adaptado al cambio. Mantener el servicio es doblemente complicado, y ha sido ese el punto débil de los españoles. En seis ocasiones los argentinos tuvieron la posibilidad de ganar sendos juegos con los españoles al servicio y en cinco de ellas lo lograron. Por su parte, Lopez y Verdasco dispusieron de tres puntos de break y no pudieron ganar ninguno.
El primer break del partido llegó en el quinto juego del primer set. Con 2-2 en el marcador, Feliciano Lopez perdió su servicio y eso fue suficiente para que los argentinos se llevasen el set. No empezaban bien las cosas en la jornada que podría haber supuesto la consecución del título para la selección española. Esa responsabilidad, sumada al magnífico ambiente que presentó el estadio de la Cartuja pudo haber jugado en su contra, pues los tenistas no se encontraron a gusto en ningún momento. Sus rivales les superaron de nuevo en el segundo set con mayor facilidad si cabe, por culpa una vez más de los problemas con el saque y la nula eficacia al resto. Dos roturas de servicio en los dos primeros juegos y Argentina se ponía ya con ventaja de 2-0.
Nalbandian es el jugador de mejor ranking de la pareja argentina y eso es algo que no se debe pasar por alto. De su potente revés salieron gran parte de los puntos ganadores para su equipo. Los españoles no conseguían pararle. Sufrían en los cruces, que son un movimiento básico en los dobles para poder cubrir la pista por completo. Y Schwank no se quedaba atrás, con un servicio sólido y un número de errores no forzados tan bajo que se pueden contar con los dedos de una mano. Nueva rotura de servicio, de nuevo en el primer juego del set, y el partido prácticamente decidido. Solo un último esfuerzo por parte de Fernando Verdasco con 2-3 en el marcador acercó a los españoles a la recuperación del servicio que antes habían perdido. Pero no era su día: tres bolas de break y las tres oportunidades desperdiciadas.
Los argentinos han sido los justos ganadores del partido. Han servido mejor, han restado mejor y han aprovechado todas las oportunidades que el doble español les ha ofrecido. Sabían de la importancia de este duelo si querían tener alguna opción en la final. Su público, en menor número, ha animado más alto y durante más tiempo, sin perder la fe en ningún momento. Tanto que el juez de silla ha tenido que parar el encuentro en varias ocasiones para calmar sus ánimos. España necesita de un punto en los dos partidos que quedan para ganar su quinta ensaladera. La primera oportunidad la tendrá Rafa Nadal frente a Juan Martín del Potro. Si el mallorquín no puede con el argentino, todo dependerá, una vez más, de David Ferrer.