El 11 de mayo de 1896, en el circo Price, propiedad del ciudadano inglés William Parish, el húngaro Edwin Rousby, utilizando un animatógrafo, proyecta las primeras imágenes en movimiento que pudieron verse en España.
El hijo adolescente de Leyre (Maribel Verdú), un ama de casa acomodadamente divorciada, mata a su padre en un arrebato. Ella decide hacer lo imposible por ocultarlo, desatando a su pesar una caótica ‘ola de crímenes’ en la ciudad de Bilbao.