Había mucha expectación por el encuentro, el trigesimotercero de una de las mejores rivalidades de la 'Era Open', pero el manacorí levantó un 'muro' impenetrable a Federer, que llegaba con muy buenas sensaciones, pero que, prácticamente desde el principio, no encontró la fórmula para tener opciones o para alargar un partido, que se fue declinando hacia el lado del español a medida que este fue creciendo en su tenis.
Nadal supo aguantar el primer set, el más igualado, donde puso un cerrojo a su saque y partir de ahí comenzó un recital de golpes para dominar completamente al de Basilea, al que su habitual ineficacia cuando juega con el español con su revés, unió un mal día también con el 'drive' y con su saque, tampoco excesivamente demoledor.
De este modo, el actual número uno del mundo, que reforzará esta posición tras el primer 'grande' del año, se metió en su decimonovena final de 'Grand Slam' donde tratará de igualar al estadounidense Pete Sampras y la tercera en Melbourne Park, donde ya se coronó en 2009 y perdió en 2012.