El doctor Stephen Strange (Benedict Cumberbatch) es un reputado neurocirujano de Nueva York. Todo lo que tiene de brillante y talentoso, lo tiene también de arrogante y vanidoso.
Son dos de los actores más aclamados de los últimos años y, pese a esto, Benedict Cumberbatch y Martin Freeman no quieren desprenderse de sus papeles de Sherlock Holmes y John Watson.