En la denominada operación “PAVA”, la Guardia Civil y la Policía Nacional han desarticulado en Málaga una organización criminal dedicada a suministrar todo tipo de estupefacientes a pequeños traficantes de droga.
El grupo criminal estaba compuesto por siete hermanos y una tía de los mismos, a los que unían unos fuertes lazos familiares, además de otra mujer ajena a la citada familia, lo que hacía prácticamente impermeable el modo de trabajo de la organización.
Este grupo estaba liderado por dos mujeres, una la citada tía del clan familiar, de 48 años de edad y residente en Pizarra, que se encargaba de conocer las necesidades de droga de la organización, y la otra, ;de 51 años de edad y residente en Torremolinos, cuya misión era la de proveer la droga a la organización.
Para conocer las necesidades de estupefacientes que la organización requería, la primera de ellas, acompañada de su marido, acudía de manera habitual a las viviendas sociales de la barriada de Molino de Viento perteneciente a la localidad malagueña de Mijas. Una vez allí contactaba con sus sobrinos, los cuales les trasladaban las citadas necesidades de droga.
Conocido el tipo y cantidades de droga necesarias, eran solicitadas a la segunda mujer, que procedía, junto a su marido, a depositar el pedido en un recipiente estanco que era enterrado en un lugar acordado previamente por las dos líderes, lo que dificultaba la investigación policial.
Solo dos personas conocían el lugar donde intercambiaban la droga
Para recoger la droga escondida en el punto acordado siempre acudían las mismas personas –dos-, de esta manera se aseguraban de que el punto convenido de intercambio de droga no fuese conocido por otras personas, siendo así más seguras sus transacciones de estupefacientes.
El citado modus operandi era realizado a diario, incluso lo hacían varias veces al día, asegurándose de esta manera que en las viviendas donde se vendía la droga no hubiese una cantidad excesiva de estupefaciente almacenado, disminuyendo de esta manera los riesgos en caso de una hipotética intervención policial.
Cada miembro de la organización tenía una única función predeterminada, siendo por ejemplo la misma persona quien distribuía la droga por los domicilios donde posteriormente se vendía, no participando en la venta de la misma, correspondiendo esa función a otros miembros del clan.
Esta minuciosa forma de proceder había permitido a la organización actuar sin levantar sospecha durante años, lo que permitió a una de sus líderes amasar una fortuna que alberga en propiedades más de 5 millones de euros, hallando los investigadores entre ellas, una cuadra con 26 equinos de raza, una mansión de lujo en la localidad de Torremolinos y numerosos locales comerciales en la misma localidad, todo ello a pesar de declarar unas ganancias anuales que apenas superaban los 10.000 euros.
En los 10 registros realizados en las localidades de Mijas, Fuengirola, Pizarra, Alhaurín de la Torre y Torremolinos, se han aprehendido 110 gramos de cocaína, 32 gramos de heroína, 26.000 euros en metálico, 6 vehículos a motor y se han bloqueado 12 bienes inmuebles valorados en 5 millones de euros y una explotación ganadera de cría de caballos valorada en 250.000 euros.
La operación ha sido llevada a cabo por agentes pertenecientes al Área de Investigación de la Guardia Civil de Mijas y a la Comisaría del Cuerpo Nacional de Policía de Fuengirola. En ella han participado también efectivos de la Guardia Civil de Mijas, de Coín y del Servicio Cinológico de la Comandancia de Málaga, así como agentes de la Policía Nacional de la Comisaría de Fuengirola.